¡Ea!.
Lo cierto es que no pudo hablar por todos, así que me limitaré a comentar lo que Pendiente de Diagnosticar y yo mismo hemos hecho, puesto que el resto se ha dedicado a disfrutar a pierna suelta del sol y las playas malagueñas y supongo que tendrían mucho que contar, pero ahora mismo la nostalgia empaña sus ojos y creo que no, que no pueden y que sus psiquiatras no se lo aconsejan.
Nosotros dispusimos de una semana de vacaciones en pleno Julio, momento en que Madrid se hace francamente inhabitable, al menos para mí, así que es la época en la que solemos migrar a climas más agradables (ya sabéis lo que yo digo: ?compatibles con la vida humana?) y en esta ocasión dirigimos nuestros pasos a nuestro amado rincón de Babia y desde allí realizamos incursiones a lugares tan fantásticos como las cuevas de Valporquero, así como a las hermosas tierras asturianas, donde hermosos paisajes y magníficas viandas recompensaron nuestros cuerpos.
En próximas entradas os contaremos cosas acerca de lugares dónde comer en Oviedo, Avilés o Ribadesella y de cosas que ver, ¡muchas cosas que ver!,.
Durante el mes de septiembre dispusimos de tres otras tres semanas, una de ellas transcurrió en Madrid y aprovechamos bien las otras dos. La primera de ellas para volver a tomar contacto con el Camino de Santiago, que ejerce sobre nosotros una atracción sencillamente irresistible.
En esta ocasión realizamos el trayecto entre León y Ponferrada. Cuatro jornadas que tienen de todo, caminos fáciles y otros un poco más duros, pero que siempre reconfortan con el calor de la belleza del paisaje, el recibimiento de las buenas gentes del lugar, de nuevo, de sus viandas y sí, del inmenso placer que nos proporciona compartir jornadas de camino con personas de todas las edades y nacionalidades.
Quiero retomar las crónicas del Camino de Santiago, algo que es un proyecto personal
y que deseo concluir, pero que me cuesta mucho, las crónicas son largas y realizar los mapas es algo bastante pesado, pero os prometo que la sección volverá.
Y ya por último, pusimos rumbo a la playa, a Dénia, un lugar que a finales de septiembre sigue proporcionando sol y playa, pero con algo más de tranquilidad que en los meses centrales del verano y que más allá de tópicos, nos aporta tranquilidad y la oportunidad de disfrutar de la buena mesa con productos del mar y unos arroces increíbles.
También hablaremos de lo que nos hemos encontrado en la ciudad alicantina, de los magníficos restaurantes con algunas de las mejores cartas de vino que he visto en mucho tiempo y, en fin, ¡de la buena vida!.