En Xinzo de Limia, las pantallas vigilan que nadie vaya sin disfraz, quien sea descubierto estará obligado a pagar una ronda de vino... ¡y pobre del que se resista!
En villas como Verín, con sus cigarróns, se arroja harina a la gente que no vaya disfrazada para avisar del comienzo del Carnaval.
En Laza, donde el peliqueiro es el personaje central, se esparcen hormigas rojas (vivas y rabiosas) entre los presentes.
Como veis, cada pueblo sigue sus costumbres, esto es solo una mínima parte de lo que os aguarda si visitáis Galicia durante el Carnaval. Lo que cuenta es el espíritu paraticipativo y las ganas de diversirse, de lo contrario los castigos son duros...
Y como en cualquier fiesta popular que se precie, la gastronomía, es una parte muy importante. El tradicional lacón con grelos o la careta (cacheira) destacan el apartado salado, mientras que en el dulce no pueden faltar las filloas, las orejas ni las flores.
Las filloas pueden ser de distintos tipos: de leche, de caldo o de sangre, y pueden presentar pequeñas variaciones según quien las haga. La receta es muy sencilla, la única complicación surge a la hora de darles vuelta en la sartén, hay varias formas de hacerlo, yo os cuento la mía en la receta... Las filloas que hice son de leche y están muy ricas solas, pero se pueden rellenar con miel, chocolate, leche condensada, mermelada... ¡cómo más os gusten!
INGREDIENTES:
500 ml de leche
200 gr de harina
3 huevos
30 ml de anís
ralladura de un limón
2 cucharadas de azúcar + azúcar para espolvorear
1 pizca de sal
un pedacito de tocino
ELABORACIÓN:
1. En un cuenco mezclamos los huevos con la leche, el anís, la ralladura, el azúcar y un poco de sal.
2. Añadimos poco a poco la harina removiendo hasta que no queden grumos. Dejamos reposar la masa media hora.
3. Ponemos una sartén al fuego untada con tocino (mejor si es una filloeira o una crepera). Cuando esté caliente, con ayuda de un cucharón, vertemos un poco de masa a la vez que hacemos girar la sartén para que se extienda por toda su superficie. Procuraremos que la filloa quede lo más delgada posible. Cuando el borde comience a despegarse de la sartén sin dificultad, lo levamtamos un poco con un cuchillo, agarramos con las yemas de los dedos y le damos la vuelta. Una vez cuajada por ambos lados la colocamos en un plato y espolvoreamos con azúcar.
4. Repetimos el punto 3, engrasando con tocino la sartén de vez en cuando, hasta agotar la masa.
¡Buen provecho!
Nos vemos en la siguiente publicación, mientras podéis encontrarme en mi página de Facebook o en Twitter.