En estos días en los que aparentemente todo está volviendo a la normalidad, vemos más gente por la calle, se consumen más dulces típicos de estas fechas en las terrazas y hay cierto optimismo. En mi caso, no es que esté saliendo mucho todavía y, si de postres tradicionales se trata, siempre me gusta hacerlos en casa, pura tradición familiar.
Las torrijas son las reinas de la semana santa por así decirlo aunque su origen es algo incierto y nada tiene que ver con el concepto religioso de hoy en día. Ya se tenía constancia de ellas en la época romana y en nuestro país ha sido una receta de aprovechamiento que se utilizaba para restablecer a las mujeres que acaban de dar a luz. Pan frito bañado en leche, rebozado con aceite o manteca y luego endulzado. Además, también existen en otros países como Francia o Portugal. Si tienes curiosidad por conocer más detalles de esta receta tan antigua, puedes consultar el artículo que escribí hace tiempo para Libelar Libros donde explico con más detalle las diferencias de este postre de cuaresma.
Volviendo a la receta de hoy, he de decir que había leído y visto fotos sobre las torrijas de natillas hace tiempo. Lo primero que se vino a mi mente fue cómo funcionarían estos dos postres tan distintos...pero luego la idea de fusionarlos, siendo además muy forofa de las torrijas con leche y vainilla...me pareció un experimento que tenía que probar.
Hay que elaborar las natillas primero que luego usaremos para hacer las torrijas de manera tradicional. La diferencia es que en lugar de infusionar leche como las clásicas, haremos una crema de natillas un poco más líquida de lo habitual.
El sabor y el color más claro de lo habitual me encantan y no qué decir del aroma... Las acompañé de azúcar y canela y en otra ocasión las he bañado con sirope de ágave. Son pura delicia!
¡Pasemos a la receta!
Ingredientes: Para unas 10 uds.
- pan de barra de varios días antes
- huevos
- aceite de freír
- crema de natillas
- azúcar glass, canela y fresas para decorar
Para las natillas:
- 500 ml. leche
- vaina de vainilla o 1 cdta. de pasta.
- peladura de 1/2 limón
- 3 yemas
- 75 grs. azúcar
- 1 cda. maizena o almidón de maíz
Preparación:
En primer lugar cortamos el pan en rodajas y reservamos.
Para la crema de natillas, infusionamos la leche con la vainilla y el limón unos minutos en el cazo. Dejamos templar.
Luego batimos las yemas, junto al azúcar y la maizena y a continuación añadimos un poco de la leche ya templada.
Mezclamos bien hasta que se disuelva bien. Agregamos todo al cazo y removemos con varillas a fuego medio-bajo hasta que espese un poco. La queremos más líquida para las torrijas.
Vertemos la mezcla en una bandeja y dejamos templar un poco. Luego bañamos las rebanadas y vamos disponiendo en otro recipiente donde las dejaremos una hora.
Luego batimos los huevos, sumergimos con cuidado las rebanadas en aceite caliente y freímos a 180 grados.
Cuando estén doradas por ambos lados, vamos disponiendo sobre bandeja con papel de cocina.
Dejamos enfriar y servimos acompañadas de azúcar glass, canela y fresas o con miel o sirope. Lo que más os guste
¿Qué me decís de esta receta? La verdad es que ha sido toda una sorpresa. No esperaba que estuvieran tan ricas estas torrijas de natillas. Os animo a que si tenéis algo de tiempo las probéis. Llevamos muchos años con la versión clásica y a veces viene bien cambiar los ingredientes.
Si quieres dar un vistazo a las torrijas con almíbar de mi tierra o con panela y chocolate también son muy buena opción. Además de la torrija que es la más conocida, existe una elaboración muy curiosa que son las alpisteras, os invito también a hacerles una visita y conocer su historia.
Y vosotros, ¿qué postres consumís en estas fechas? ¿cuáles son los típicos de vuestra región o país en esta época? Contadme que me hace mucha ilusión conocer recetas nuevas. Os mando un abrazo.
¡Vuelvo muy pronto!
Maribel García
Fuente: este post proviene de Fresas con Chocolate, donde puedes consultar el contenido original.
¿Vulnera este post tus derechos? Pincha aquí.
Creado: