Las albóndigas con samfaina son todo un clásico de la cocina mediterránea. Es un plato entretenido de hacer que yo siempre preparo de un día para otro y sin prisas, porque la samfaina se hace a fuego lento.
Nadie me enseñó el punto exacto que debía tener este plato. El resultado de sofreír las hortalizas y que quedaran más o menos jugosas dependió siempre exclusivamente de mi propio gusto. Y lo mismo con las albóndigas. No sabría deciros si poner una rebanada más de pan en la masa o un diente más de ajo va a ser mejor que añadir pan rallado y una pizca de comino. Lo que importa es que todo, en conjunto, resulte apetecible.
La samfaina de hoy lleva un poco más de tomate de lo habitual para que las albóndigas queden bien empapadas con la salsa.
Ingredientes para 18 albóndigas
250 g de carne de ternera
250 g de carne magra de cerdo
1 diente de ajo
150 g de miga de pan
Perejil fresco
Harina de trigo
1 huevo mediano
Aceite de oliva suave
Sal
Para la samfaina
600 g de tomate maduro natural
200 g de pimiento rojo
200 g de pimiento verde
200 g cebolla
150 g berenjenas
150 g de calabacín
2 dientes de ajo
Sal
Aceite de oliva suave
Agua
Aquí podéis ver la receta de las albóndigas. Debo apuntar que las de hoy llevan la carne picada dos veces, de ese modo resultan más finas y compactas. El pan lo he remojado con agua en vez de leche.
Yo suelo hacer primero la samfaina y luego las albóndigas. De esa forma a medida que las voy friendo las voy introduciendo en la salsa para posteriormente proceder a terminar el guiso.
Preparación de la samfaina:
La samfaina requiere de hortalizas frescas que tengan la carne jugosa y firme. Si cumplen ese requisito seguro que os sale bien sabrosa. El resto es super fácil de hacer.
Lavar y secar los pimientos, el calabacín y la berenjena.
Cortar los pimientos por la mitad y retirar las semillas. Cortar el resto de hortalizas a cuadrados no demasiado grandes. Yo no pelo ni el calabacín ni la berenjena para que se distingan los colores, pero también es verdad que si las hortalizas son frescas la piel no molesta.
Picar los dos dientes de ajo.
Poner aceite en una sartén amplia. No mucho, las cantidades de hortalizas que he usado requieren unas seis o siete cucharadas soperas y con eso tenéis para hacer todo el guiso. También es importante usar una sartén de hierro.
Cuando el aceite esté ligeramente caliente echaremos la cebolla y la cocinaremos, a fuego lento, hasta que la veamos transparente.
Antes de que coja color añadir los dos pimientos. Remover y tapar con una tapadera.
Cuando el pimiento empiece a ablandar ya se puede añadir el calabacín y la berenjena. Condimentar con sal y tapar.
Dos o tres minutos después introducir el ajo picado.
Ya os he indicado que no suele hacer falta añadir más aceite porque al tapar la sartén conseguimos que las hortalizas suelten su propio jugo y eso también ayuda a que se cocinen. No obstante, si consideráis que se necesita, añadir un chorrito más. Recordar remover de vez en cuando.
Mientras tanto escaldaremos los tomates para poder quitar la piel con facilidad. Si disponéis de un cuchillo bien afilado no será necesario, pero por si acaso os explico como hacerlo.
Hacer un corte en forma de cruz en el reverso de los tomates. Poner agua a hervir. Cuando llegue al punto de ebullición apagar el fuego e introducir en el agua caliente los tomates enteros. Contar tres minutos y ya podéis escurrir el agua. Retirar la piel y triturar. También se puede añadir el tomate troceado, de las dos formas queda bien.
En el momento en que el calabacín y la berenjena hayan cambiado el color pero todavía estén firmes, añadir el tomate. Condimentar con un poco más de sal. Dar un hervor e introducir las albóndigas. Cocinar hasta que el tomate reduzca y espese.
No es necesario condimentar más la salsa porque las albóndigas contienen ajo y perejil y ya aportan suficiente sabor al conjunto.
Las he acompañado con patatas al horno troceadas y condimentadas con sal, pimienta negra y aceite de oliva.
Nota:
Recalentar el plato en el horno o el microondas.
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