Cuanto más cocinamos, más experiencia adquirimos y más aprendemos, por lo menos a mi me suele ocurrir.
Esta receta ha sido fruto de esos momentos en los que nos sentimos inspirados al mirar la despensa y al abrir el frigorifico: ¡¡ se enciende la luz de la inspiración !!
Cuando hago solomillos de cerdo, suelo cortar las puntas a fin de que los trozos queden bien cortados y uniformes, por lo que para esta receta piqué las puntas de los solomillos para hacer albóndigas.
¿Como las preparé?
Salar la carne picada del solomillo y mezclarla con paté ibérico a la pimienta, pan remojado en leche y huevo, de forma que quede compacta.
Hacer las bolas de la masa, pasar por harina, huevo batido y pan rallado.
Freirlas en aceite caliente y reservar.
En una ollita y en el mismo aceite sobreir a fuego lento una cebolla muy picadita y un diente de ajo, una vez pochada agregar caldo de carne y un vaso de vino blanco hasta cubrir las albóndigas. LLevar a ebullición y dejar reducir (aproximadamente una media hora).
Sacar las albóndigas, añadir una cucharada de paté y pasar la salsa por la minipimer.
Agregar las albóndigas a la salsa y dejarlas reposar un minuto.
Para emplatar en ésta ocasión las he acompañado de arroz cocido y huevos fritos de codorniz.
¡¡Buen provecho!!