Pues resulta que hace unos días conocí a una chica que baila danza tahitiana, bollywood y no se cuántas cosas más. Las danzas tahitianas -normalmente cuando sale este nombre la gente me pone cara de interrogante, por eso lo explico- son, explicado muy burdamente, lo que bailan las bailarinas de la polinesia de Port Aventura.
A principios de verano, cuando las escuelas terminan el curso y esas cosas, las de danza (escuelas también) hacen sus espectáculos, a los que normalmente van amigos y familiares pero que suelen estar abiertos a quien quiera ir. Quien quiera ir y se entere de cuándo y dónde lo hacen, claro ;)
Y yo me enteré de cuándo la escuela de esta chica hacían el espectáculo, básicamente porque ella me invitó, y me faltó tiempo para ir a verlo.
Bueno, una cosa espectacular. Salieron bailarinas amateurs y profesionales, de distintas escuelas o que iban por libre, de Barcelona, de Tarragona… grupos de veintipico bailarinas todas a la vez en un escenario no muy grande… de pole dance, de tribal, de bollywood, de tahitiano, hawaiano… ¡vamos, que me lo pasé bomba! Y además con lo que me gustan a mi los espectáculos en petit comité, con su puntillo gafapastil, ya ni os cuento.
En varias ocasiones y con diferentes estilos de baile me quedé con la boca abierta como un pasmarote. Pero con una de ellas en especial, que era una chica que bailaba danza tahitiana espectacularmente bien. ¿Cómo lo hacía para moverse tan rápido y seguir sonriendo como si no le costara horrores?
Esta es la primera parte de la anécdota.
La segunda, y que está relacionada, es que hace unos días Aisha publicó una receta para chuparse todos los dedos -sí, incluídos los de los pies- que era un arroz con leche de coco y mango.
Ahí empecé a hacer yo mis relaciones mentales raras. Y pensé “oye, a ver si a fuerza de alimentarme a base de coco, mango y arroz basmati se me pega algo de polinesio y aprendo a bailar como la chica del espectáculo”.
Lo se. A fuerza de comer coco, mango y arroz basmati… y no hacer nada más… lo más probable es que acabe bailando como el oso Mariano. Pero de ilusiones también se vive, ¡hombre ya!
Me metí en la cocina y seguí la receta de Aisha a ver cómo estaba este plato.
Os diré que preparé para 2 personas la cantidad como si fuéramos 4. Antes nos habíamos comido un aperitivo, calabacines rellenos y pan casero (de ese de miga tupidita, que si lo mojas en agua se expande hasta límites insospechados). Pues a pesar de todo lo que comimos antes de este arroz de postre, me comí las dos raciones en plan gula, a punto de rebentar. Es que está taaaaaaaan rico que no puedes parar de comerlo. Chupé el bol. Lo confieso.
¿Cómo lo hice yo? Os pongo la receta porque hice una pequeñísima variación. Por descuido no compré el coco rallado que ella pone en su receta y decidí añadirle una pizquita de anís en polvo para darle un toquecillo.
Arroz con leche de coco y mango (basado en la receta de Aisha)
125 grs. de arroz basmati
400 ml. de leche de coco (una lata entera)
3 cdas. azúcar
1/2 cdta. sal
1/2 cdta. de anís en polvo
1/2 mango
Preparación
1. El día antes de prepararlo ponemos el arroz en remojo en un bol con agua. Ésta tiene que cubrirlo como unos 3 dedos por encima
2. Colamos el arroz y lo hervimos al vapor durante 30 minutos. Lo retiramos y lo ponemos en un bol separando los granos con un tenedor.
3. Hervimos la leche de coco con el azúcar, la sal y el anís y lo hervimos unos minutos. Lo retiramos y lo dejamos enfriar un poco. Aquí yo usé un poco de esta leche de coco todavía templada para añadírsela al arroz y que se impregnara. No demasiado caliente porque no queremos que se nos deshaga
4. Lo servimos en un bol con más leche de coco y el mango cortado por encima. Aisha recomienda tomarlo caliente o templado. A nosotros nos apetecía más frío, así que lo dejé reposar un rato en la nevera.
La próxima vez intentaré no olvidar el coco rallado y seguiré su consejo de tomarlo templado. Seguro que está mucho más rico… aunque ya es difícil porque realmente es un postre de 11 sobre 10.
¡Nana, guapos! ¡Disfrutad del fin de semana!