Tus creencias se convierten en tus pensamientos, tus pensamientos se convierten en tus palabras, tus palabras se convierten en tus acciones, tus acciones se convierten en tus hábitos, tus hábitos se convierten en tus valores, tus valores se convierten en tu destino (Mahatma Gandhi).
Hay momentos en los que creo firmemente en el destino, en que nada sucede por casualidad, todo está escrito, que en definitiva todo lo que pasa tiene un por qué y que tarde o temprano se acaba por experimentar lo que estábamos predestinados a vivir.
He podido leer que el destino (también denominado fatum, hado o sino) es en definitiva algo sobrenatural, inevitable e ineludible que encamina la vida humana.
Aunque bien es cierto que el destino lo vamos forjando nosotros mismos, día a día, con nuestros actos, con nuestro esfuerzo, con nuestras reflexiones y decisiones llegando a escribir en nuestro libro de la vida lo que está por llegar, por ocurrir, por pasar, en definitiva creando lo que denominamos futuro.
Y en ése destino que marca la vida, se van creando surcos que van marcando el día a día que se ha ido escribiendo ¿o estaba escrito? Conformando lo que realmente llamamos vivir. Y la vida se va enriqueciendo con vivencias, con experiencias e incluso con personas que llegan a ella porque así estaba predestinado.
Personas que sin darte cuenta al principio, cuando te la presentan, vas conociendo poco a poco, día a día y nunca dejan de sorprenderte, con las que llegas a tener amistad, con las que compartes gustos, Personas a quien admiras por su trayectoria profesional, por ése lado humano que vas descubriendo, por su generosidad e incluso por su arte, salero y simpatía. Sí, hoy hablo de él, de Fernando Sánchez.
Con Fernando se cumple ésa frase que suelo decir a veces: la amistad es un proceso que se cuece a fuego lento. Máxime porque fue gracias a la gastronomía por lo que el destino escribió que le conocería y que formaría parte de ésas grandes personas que ocupan un lugar importante en ése círculo de pocos amigos de los que conforme va pasando el tiempo se afianza amistad y admiración.
El doctor Fernando Sánchez Gómez, periodista, profesor, experto gastronómico, escritor, autor de grandes libros de gastronomía....pero ante todo una bella persona, generosa y con un gran sentido del humor. Sigo descubriendo su arte en sus libros, en su WEB FERNANDO SÁNCHEZ GÓMEZ.....
Uno de ésos libros ha llegado a “Mi Cocina” y a la de mis hijos, dedicado y firmado por él. Un libro que es un verdadero tesoro de la gastronomía: ARROCES DE MALAGA
El arroz, hilo conductor de los sabores de la saludable dieta mediterránea, se convierte en el punto de encuentro de los grandes productos agroalimentarios de Málaga. En este libro puede encontrarse 222 formas diferentes de cocinar el arroz practicadas en la hostelería malagueña.
Más de dos centenares de recetas ordenadas por capítulos según su elaboración: arroces caldosos, melosos, paellas, risottos, sushis, otras versiones y postres, recorren plato a plato, copa a copa, pues por primera vez en un recetario de cocina malagueña se marida cada elaboración con un vino diferente de las DO Málaga y Sierras de Málaga.
Los tesoros culinarios y enológicos de la Axarquía, Ronda y la Sierra de las Nieves, la Vega de Antequera, Nororma, el Valle del Guadalhorce, los Montes de Málaga, la Costa del Sol y los puertos pesqueros desde Estepona a La Caleta.
Se trata también de una Guía Gastronómica de Málaga y su Provincia litoral e interior, informando de los establecimientos de toda clasificación donde elaboran arroces a diario: restaurantes con estrella Michelin y sin ella, ventas, mesones, tabernas, marisquerías y chiringuitos o merenderos; cafeterías, bares y gastrobares; pastelerías, restaurantes de hotel y escuelas de hostelería si ofrecen un buen arroz en su carta, está recogido en este libro.
Hoy, ésta entrada a “Mi Cocina” va dedicada a él y no podía ser con otro plato, que un plato de arroz. Y como Fernando me dice que yo soy “Muy Marenga”, él arroz en paella hoy va hecho con rosada y langostinos.
¡¡ Va por Vd. maestro !!
¿CÓMO LO HICE?
INGREDIENTES PARA CUATRO PERSONAS:
350 grms. de rosada cortada en filetes (más su espina), 12 langostinos grandes, un tomate grande maduro, dos pimientos verdes medianos tipo italiano, seis dientes de ajo, un litro de agua, un vaso mediano de aceite de oliva virgen extra, un sobre de azafrán molido (en su defecto colorante alimentario), una cucharada pequeña de pimentón molido (dulce), ocho puñados de arroz tipo bomba (dos por comensal. O el equivalente a cuatro vasos medianos de arroz) y sal.
LOS PASOS A SEGUIR:
Pelar los langostinos, sacar dentro de lo posible el hilo intestinal, reservando carne y cabezas junto con la piel por separado.
Lavar el tomate y los pimientos, quitar las semillas de ambos y cortar en trozos pequeños. Pelar igualmente los ajos y cortarlos en trocitos.
En una cacerola echar un chorreón de aceite de oliva y una vez comience a humear incorporar la espina de la rosada junto con las cabezas y la piel de los langostinos, dejándolos dorar, removiendo de vez en cuando.
Pasado unos minutos, añadir el agua llevando a ebullición durante diez o quince minutos. Añadir el azafrán, salar al gusto, dar un hervor y mantener caliente.
En la sartén o paellera echar el resto del aceite y pochar a fuego medio el tomate, pimiento y los ajos. Una vez hecho el sofrito, añadir los langostinos, remover hasta que los langostinos cojan color. Añadir el arroz, mezclar todos los ingredientes dejar un minuto a fin de que el arroz absorba los sabores, echar el pimiento molido y a continuación pasando a fuego fuerte, añadir el caldo, el doble de volumen que de arroz.
Dejar cocer a fuego fuerte durante quince minutos. Probar de sal y si es preciso rectificar en ése momento. Bajar a fuego medio y dejar cocer cinco minutos aproximadamente (siempre ir probando el arroz a fin de que quede a gusto del consumidor, enterito o cocido. Si hay que añadir caldo, éste tiene que estar hirviendo).
En ése momento colocar los filetitos de rosada dejándoles cocer unos minutos.
Tapar la paellera, apartar del fuego
y dejar reposar unos minutos antes de servir.
¡¡ Buen provecho !! .