El molde que hemos utilizado lo fabricó mi padre hace muchos años, no es un "Bund" pero tiene un agujero central y hornea con las mismas propiedades. Del resultado no os voy a contar las maravillas, probadlo, pero sabed que corréis el peligro de convertiros en adict@s.
Ingredientes
5 huevos
300 gr de azúcar
100 ml de zumo de naranja
ralladura de piel de naranja
150 ml de aceite de girasol
80 gr de yogurt
300 gr de puré de calabaza
300 gr de harina
2 sobres dobles de gasificante
1 c/c de levadura de repostería
nuez moscada
clavo
canela
Preparación
El puré de calabaza
Precalentar el horno a 180º.
Partir la calabaza por la mitad, y colocarla en una bandeja para asarla. Cuando el horno este caliente, asar la calabaza durante 20 o 30 minutos, hasta que esté blandita. Una vez cocida, sacar del horno y retirar toda la pulpa con ayuda de una de una cuchara. Separar la cantidad necesaria y triturar con la batidora hasta obtener un puré.
El bizcocho
Preparar el molde engrasando el interior con un poco de mantequilla. El que hemos utilizado es una reliquia antigua, así que previamente he revestido el interior con papel de horno.
Precalentar el horno a 190º.
Preparar los ingredientes para tenerlos a punto cuando sean necesarios.
Rallar la piel de la naranja y exprimirla para obtener el zumo. Reservar.
Añadir a la harina los sobres de gasificante y la levadura, tamizar y reservar.
Separar las yemas de las claras.
Batir con varillas las yemas junto al azúcar hasta obtener una mezcla blanquecina. Incorporar el yogurt y el aceite de girasol y seguir mezclando poco a poco hasta que se vayan integrando. Añadir la ralladura y el zumo de la naranja, el puré de calabaza y las especias, mezclar bien.
Incorporar poco a poco la harina tamizada y remover hasta que se integre bien. Batir las claras a punto de nieve y agregarlas con movimientos envolventes para evitar que la masa pierda el aire y nos quede una masa esponjosa.
Rellenar el molde y hornearlo durante unos 40 minutos aproximadamente. Ir controlando la cocción, y si sube bien a mitad de tiempo podemos bajar la temperatura a 180º. La mejor manera se saber cuando está listo es pincharlo con una brocheta o palito, está cocido cuando sale seco.
Retirar del horno, dejar enfriar un poco y después desmoldarlo.
Con las cantidades de la receta ha sobrado masa una vez rellenado el molde, así que con la sobrante hemos hecho un par más de tamaño reducido. Ya sabéis, en las buenas cocinas no se tira nada.