Es ácido, por lo que combina perfectamente con azúcar, haciéndolo ideal para pasteles, bizcochos y los típicos pies americanos. En Estados Unidos también hacen de él mermelada y confituras.
Su temporada de recolección coincide con la llegada de la primavera (aunque es común encontrarlo todo el año en ciertos países), pero difícilmente lo veremos en algún supermercado de España. Sólo en zonas muy turísticas o supermercados de origen inglés o alemán. ¡Suerte en la búsqueda!
Ahora ya no tenéis excusa para comprarlo si algún día lo veis de casualidad en algún gran supermercado!
Tenemos que decir que nosotros aún no lo hemos visto por aquí. Pero, por suerte, recientemente tuvimos una visita desde Londres que nos trajo un manojo de ruibarbo por sorpresa (imaginad lo común que es ahí, que venía directamente del Sainsbury’s, que hay uno en cada esquina de la ciudad). No pasaron más de tres días hasta que nos animamos a probar esta fruta-verdura en un pastel, y el resultado es un bizcocho muy esponjoso y húmedo, con un toque de ruibarbo que lo hace delicioso. Obviamente, ya no queda nada de él.
Optamos por hacer un bizcocho de ruibarbo y almendra, ya que era la primera vez que usábamos este ingrediente y preferimos acompañarlo de bastante azúcar (se hace una compota para este pastel). Pero para la próxima, ya estamos buscando recetas de pie relleno, porque el sabor nos encantó. Y recordad, si lleva fruta, no engorda.
INGREDIENTES
Para la compota de ruibarbo:
4-5 tallos de ruibarbo cortado en trozos de 2 cm
70 g de azúcar
20 g de mantequilla sin sal
Para el bizcocho:
140 g de harina
50 g de harina de almendra
190 g de azúcar
1 cucharadita de levadura en polvo tipo Royal
1/2 cucharadita de canela en polvo
1/2 cucharadita de jengibre en polvo
190 g de mantequilla sin sal a temperatura ambiente
3 huevos
25 ml de leche
100 g de compota de ruibarbo
almendras laminadas para decorar
ELABORACIÓN
– Precalentamos el horno a 180 ºC con calor arriba y abajo, sin ventilador. Preparamos un molde rectangular engrasando con mantequilla y espolvoreando algo de harina.
– Colocamos los tallos de ruibarbo en un cazo junto con el azúcar, la mantequilla y 50 ml de agua. Cocinamos a fuego medio, removiendo con cierta frecuencia, hasta que el ruibarbo esté blando. No debería llevar más de 5 minutos, ya que se cuece muy rápido. Retiramos del fuego y dejamos que se enfríe.
– Mientras tanto, con la batidora eléctrica, batimos la mantequilla junto con el azúcar hasta que nos quede una crema pálida y esponjosa. Añadimos los huevos de uno en uno, y no incorporamos el siguiente hasta que el anterior esté totalmente integrado.
– Tamizamos el resto de ingredientes secos (harina, levadura, harina de almendra, canela y jengibre) y añadimos la mitad a la crema de mantequilla y huevos, seguida de la mitad de la leche. Batimos muy bien, e incorporamos la otra mitad de ingredientes secos y el resto de la leche. Seguimos batiendo.
– Incorporamos la compota de ruibarbo con la ayuda de una espátula, y mezclamos uniformemente con el resto de la masa. Vertemos ésta en el molde y esparcimos unas almendras laminadas por encima.
– Finalmente, lo introducimos en el horno durante unos 50-60 minutos, o hasta que al pinchar el centro del pastel, no quede nada de masa cruda en la broqueta. Sacamos del horno y dejamos que se enfríe unos 10 minutos dentro del molde, y posteriormente lo pasamos a una rejilla metálica para que se enfríe totalmente.
¡Buen provecho!
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