- Cocciones: Las algas laminarias en el agua son ideales para dar sabor sin aportar sodio a la patata, el arroz o incluso la pasta. Igualmente, podemos cocer esta última con ajo, laurel y unas gotas de tabasco o una pizca de cayena en polvo.
- Verduras: Si han sido hervidas previamente, pueden condimentarse con nuez moscada y clavo, menta y estragón o pimienta y mostaza en polvo. Si el agua usado lo queremos guardar para caldo, podemos añadirle setas (secadas y molidas) para aportarle ese toque especial. Por otra parte, si hemos elegido para su preparación saltearlas, las podemos aliñar con aceite virgen sólo o emulsionado con jugo de cebollino.
- Ensaladas: Se pueden condimentar con especias (orégano, cilantro, perejil...), con frutas secas (piña, manzana...) o aumentar el uso del vinagre o el limón.
- Carnes: Si es de ave se puede adobar con aceite y limón, por el contrario, si se trata de carnes rojas, se pueden 'pintar' con una mezcla de miel y limón. Además, la pimienta y el curry son unos excelentes sustitutivos para cualquier de sus tipos.
- Pescados: Sazonar con limón, ajo, eneldo y, en general, cualquier especia.
- Sopas: Pimentón rojo, pimienta negra, tomillo, laurel o comino.
- Cremas y purés: Eneldo y nuez moscada.
- Guisos: Se puede utilizar vino o cerveza acompañado o no de agua, además, es conveniente reducir, o incluso eliminar, el uso de la patata ya que absorben demasiado sabor. Un buen truco es cambiar el sabor de tus platos de salado a dulce.
Existe, no obstante, la posibilidad de sustituir en cualquiera de nuestros platos la sal común en nuestra cocina, es decir, la refinada por otro tipo de sales, como por ejemplo la sal del Himalaya, que aunque tiene sodio, su sabor está más potenciado y necesita menos cantidad.
¿Cuáles son tus trucos para reducir la sal en la comida?
Fuentes: nuestra amiga del foro Ambar y Cardiacos.net