Los bollos de mantequilla son un dulce típico de Bilbao, una masa tipo brioche en forma de bollo y rellena de crema de mantequilla. Parece ser que se trata de una adaptación de los bollos suizos. Aunque si los bollos suizos están buenos, los bollos de Bilbao están superiores, ese relleno de crema de mantequilla es riquísimo, y, aunque puede recordar a las bambas de nata (crema de leche), el relleno nada tiene que ver y, en cuanto a forma, estos bollos son más alargados y no redondos.
Hace tiempo que los probé de la mano de Begoña, como no podía ser de otra forma. Yo ya no se qué es más típico de Bilbao, si los bollos o Begoña, je,je....así que, claro, no podía usar otra receta que no fuera la de ella, además del añadido de que todas las recetas de Begoña son un triunfo asegurado.
INGREDIENTES:
Para la masa madre:
150 ml. de leche entera
25 gr. de levadura fresca
160 gr. de harina de fuerzaPara la masa definitiva:
150 gr. de azúcar glass
2 huevos
100 gr. de mantequilla a temperatura ambiente
2 cucharadas de agua de azahar
La masa madre
400 gr. de harina de fuerza
Una pizca de salPara terminar los bollos:
1 huevo batido
AzúcarPara la crema de mantequilla:
150 gr. de azúcar
30 ml. de agua
2 claras de huevo
300 gr. de mantequilla a temperatura ambiente, a punto de pomada
PREPARACIÓN:
La noche antes prepararemos la masa madre, para ello disolvemos la levadura en la leche y agregamos a la harina, integramos todo bien y tapamos con film transparente hasta la mañana siguiente.
A la mañana siguiente, bien temprano preparamos la masa, batiendo primero el azúcar con los huevos, luego añadimos la mantequilla y el agua de azahar, y seguimos batiendo, añadimos la masa madre y ya empezamos a amasar con el gancho y luego poco a poco vamos añadiendo la harina de fuerza con la pizca de sal. Yo he amasado con la Kitchen Aid, en dos sesiones de diez minutos, con un descanso para relajar la masa de otros diez minutos. Una vez la masa esté elástica y firme hacemos una bola con ella y tapamos con film transparente en un bol engrasado. Dejamos que doble su volumen. Begoña lo tuvo 5 horas, aunque mi masa a las 3 horas ya había doblado el volumen, no se si fue debido a la temperatura de mi cocina o qué pudo pasar, ya que la temperatura de Nerja y la de Salobreña son practicamente iguales, pero las masas tienen vida propia y funcionan a su antojo. A mi me vino de lujo porque en este primer paso me ahorré dos horas.
Desgasificamos la masa sobre la encimera (sin añadido de harina, se puede trabajar bien sin pegarse, y, en caso de que se pegue os engrasáis un poco las manos con aceite). Tenemos que quitar todo el aire con el nuevo amasado manual (un par de minutos). Hacemos doce porciones aproximadas de 90 gr. y le damos forma de bollo ligeramente alargado, procurando que los pliegues de la masa se queden por debajo. Depositamos seis bollos en cada bandeja de horno, engrasamos papel film y tapamos la bandeja poniendo unos vasos dentro para que el film no toque los bollos. Cubrimos además con un paño y tapamos hasta que hayan doblado su volumen. En este caso la masa tardó casi tres horas en doblar el volumen de los bollos.
Precalentamos el horno a 220º, y mientras tanto vamos pintando los bollos con huevo batido y añadiendo azúcar por encima. Una vez precalentado el horno introducimos los bollos durante 3 minutos y a los cinco minutos bajamos la temperatura a 200º, y los dejamos hasta que se vean dorados, en mi caso no más de 12 minutos. Sacamos y dejamos enfriar totalmente. Procedemos de igual forma con la otra bandeja de bollos.
Mientras se enfrían sobre una rejilla preparamos la crema de mantequilla. Ponemos en un cazo el agua con el azúcar y removemos un poco, dejamos hasta que llegue a ebullición. Y empezamos a montar las dos claras con una batidora de varillas (yo con la Kitchen Aid), a la mitad del montaje vamos añadiendo el almíbar en forma de hilo y seguimos batiendo hasta que pierda toda la temperatura, pues de lo contrario la mantequilla se derretiría al añadirla. Así que, una vez el merengue frío, sin dejar de batir, añadimos la mantequilla y seguimos batiendo un par de minutos más hasta integrar bien la mantequilla en el merengue. Sacamos y reservamos.
Una vez fríos los bollos, abrimos por la mitad con un cuchillo de sierra y rellenamos con una porción de crema de matequilla, y así hasta completarlos todos.
Este tipo de bollería gusta muchísimo en casa, sobre todo a mi hija Laura, que, como habéis visto en la foto, estaba disfrutando como una enana con su bollo de mantequilla, además no paraba de decir todo el rato: "la cocina huele a Roscón", porque, como habéis visto, esta masa se parece mucho a la del roscón. Así que, ahora que se acerca el fin de semana id preparando estos bollos, en la casa os lo agradecerán. Si madrugáis el segundo día estarán listos para la hora del café, así que podréis deleitar a los vuestros con una merienda de lujo.
Feliz jueves.