El brazo de gitano es muy típico en nuestra repostería, últimamente en redes sociales me aparece mucho este rollo de matcha muy típico en Japón, y no he querido hacer mi versión a ver que tal.
El té Matcha tiene un sabor fuerte que puede no ser muy atractivo por sí solo, pero cuando se combina en un pastel con chocolate blanco se suaviza y resulta una combinación con un sabor maravilloso.
Como podéis ver es muy sencillo de preparar, incluso podéis hacerlo y congelar, una vez que lo pruebas, no puedes dejar de hacerlo.
INGREDIENTES:
4 huevos
60 g de azúcar en polvo
35 g de harina normal
10 g de harina de maíz
20 g de polvo de matcha, más extra para decorar. No es necesario utilizar Matcha ceremonial, que es bastante más caro.
50 ml de leche entera
Para el relleno de crema de chocolate blanco:
120 g de chocolate blanco troceado
400ml nata (crema de leche) para montar.
Fresas asadas de la receta anterior. (Fresas asadas)
ELABORACIÓN:
Para hacer el relleno de crema de chocolate blanco, pon el chocolate en un bol y derretimos a baño maría, que quede blando pero no en exceso, movemos bien y dejamos que quede a temperatura ambiente, sin que endurezca. En otro bol batimos nata (crema de leche) a punto de nieve, como ya tenemos el chocolate cremoso, lo unimos a la nata (crema de leche) moviendo suavemente para que quede uniforme y suave. Tapamos el bol y lo ponemos en el frigorífico para que enfríe. Se puede hacer incluso el día de antes.
Precalentamos el horno a 180 con ventilador y forramos con papel de horno un molde de 37 cm x 26 cm (asegúrese de que la bandeja para hornear sea parecida a esta proporción para que la masa de bizcocho quede bien de grosor.
Para hacer el bizcocho de matcha, separa los huevos, poniendo las claras y las yemas en dos boles grandes separados.
Batir las yemas con la mitad del azúcar hasta que espese y blanquee. Agregamos la harina, la harina de maíz, el matcha y la leche, y mezclamos hasta que quede suave y completamente combinado.
Batimos las claras de huevo, espolvoreando el azúcar restante mientras bate hasta que las claras estén brillantes y solo tengan picos suaves. Agregue aproximadamente 1/3 de las claras montadas a la mezcla de yemas, en movimientos envolventes, y añadimos el resto en otros dos golpes, hasta que veamos la masa uniforme de color.
Pasamos la masa a la bandeja preparada y que quede nivelada, se hornea durante 11-12 minutos o hasta que el pastel lo veas hecho. Retiramos del horno y volcar inmediatamente sobre un papel de horno nuevo, despegando el papel de horno que va pegado a la masa. Enfriar completamente.
Saca la nata (crema de leche) fría del frigorífico, la extendemos sobre el bizcocho frio, dejando 2 cm de espacio libre en los extremos más cortos del bizcocho.
Ponemos las fresas, según nuestro gusto, enrollamos el pastel en una espiral apretada y lo pasamos a una fuente con la parte donde cierra abajo, lo ponemos en el frigorífico dos horas mínimo antes de servirlo o incluso podemos congelarlo.
Para servirlo, un poco de azúcar glass.