Quisieran no tener que depender de nadie pero, a esas edades, resulta muy difícil
Una chica, unas horas al día, que les hace lo más gordo de la casa
A ella le gustaría que fuera su hija la que se ocupara de ellos y no una extraña
La confianza no es la misma, aunque la muchacha los ha ganado a base de cariño y paciencia
No pueden olvidarse de las edades que tienen, de sus despistes, de lo pesados que se ponen a veces y esa mujer con su eterna sonrisa y las tres horas diarias que les dedica, les da la compañía que anhelan
Ella preferiría que fuera su hija pero hace tiempo que se ha resignado a verla lo justo, más bien poco
Él ya no quiere que sea su hija la que se ocupe de ellos, no quiere ni oír hablar de ello
Ya no quiere oír las excusas de su única hija. Ya no quiere mendigar más su cariño, su atención, sus cuidados
Ya no protesta por no hacer daño a su mujer, pero tiene que hacer de tripas corazón en las pocas ocasiones que su hija pasa por casa
No se ocupa de ellos. Sus visitas son rutinarias y egoístas
Qué dirían los que la conocen si supieran que apenas ve a sus padres, que sus visitas solo se deben a su propio interés
Necesita dinero y su madre, a escondidas, se lo da. Para eso les visita
Ha intentado de mil formas controlar sus cuentas, sus recibos, sus gastos
Si hubiera sido por su madre, lo hubiera conseguido hace mucho, pero él nunca cedió
No podía creer que su pequeña, su única hija querida, solo quisiera el dinero, controlarlo todo
Que solo viera en sus padres ancianos a dos viejos inútiles a los que podía sacar los cuartos
Y su hija empezó a castigarlos sin sus visitas, haciendo que una extraña se encargara de ellos tres horas al día
Casi se ha acostumbrado, casi, pero nunca le perdonará el daño que le hace a su mujer
Aún así no se baja del burro
Ha luchado toda su vida por esa hija. Todo lo que ha conseguido era para esa hija. Su negocio, sus dos casas y su buen colchón en el banco. Todo
No necesitaban sus cuidados, solo querían sentirse queridos y protegidos en su vejez
Nadie quiere a unos viejos en su vida, pero esto...
Hace mucho que tomaron una decisión. Aunque les duele a los dos, no se echarán para atrás. Todo está decidido y firmado
Si no los quiere en vida, no tendrá nada de ellos cuando se mueran. Lo justo y necesario
Ella debe de intuir algo porque le saca todo lo que puede a la madre
Al padre, lo mira con ojos suplicantes, llenos de tristeza
La distancia ya es demasiado grande para salvarla y aunque no se necesitarían palabras, ella ya no sabe cómo hacerlo bien
Ellos se irán
Ella se quedará sin nada
Con lo justo, pero sin nada
Con lo justo, con la añoranza, con la culpa, con la pena y con los recuerdos
Sin nada
Nota: Relato dedicado a Fofuchas Mías
INGREDIENTES
600 g de salchichas frescas (butifarras)
1 pimiento verde
Medio pimiento rojo
1 cebolla
2 dientes de ajo
200 ml de vino blanco
3-4 patatas medianas
Aceite
Sal
Agua
ELABORACIÓN
Lavar muy bien las patatas
Sin pelar, cortar en trozos medianos
Cortar los pimientos en trozos medianos
Cortar la cebolla en cuadrados medianos
Poner aceite en una cubeta
Menú Freír
Freír las patatas
Retirar y reservar
Retirar el exceso de aceite
Dorar las salchichas
Retirar y reservar
Pochar los ajos enteros con los pimientos
Añadir la cebolla
Cuando esté la verdura bien pochada, añadir las salchichas
Añadir el vino
Dejar que se evapore el alcohol
Añadir las patatas
Mezclar
Añadir agua hasta que cubra
Rectificar de sal
Cancelar menú anterior
Menú Cocina 8
Receta adaptada de Cocinera y madre