Parece que la primavera se presenta fría y lluviosa, y son más los días para quedarse en casa que los de salir. Tardes de domingo de película, manta y sofá, un buen libro con una tacita de té, o una reunión familiar a la mesa que termina con un café y un par de estos canutillos fritos tan deliciosos.
Se trata de un postre de orígen árabe, una masa que se enrollaba en una caña de río y se echaba a fréir en abundante aceite para después rellenarlo, muy arraigado ya a la gastronomía bilbaína, pues no hay pastelería que no te venda su versión hojaldrada o frita rellena de crema inglesa o pastelera. En nuestro caso, hemos optado por una pastelera trufada con Aceite de Trufa Blanca de Laumont.
Ingredientes
Para los canutillos:
100 g de leche
100 g de aceite de oliva / girasol
185 g de harina
1 cáscara de naranja
2 dl más de aceite de oliva / girasol para freír
Para la pastelera:
1L de leche entera
1 rama de canela
1 vaina de vainilla o unas gotas de esencia de vainilla
180g de azúcar blanco
6 yemas de huevo
1 nuez de mantequilla
La peladura de una naranja
60g de maizena
Aceite de Trufa Blanca de Laumont
Elaboración:
Se trata de una receta de dificultad media, te llevará su tiempo, pero el resultado merece la pena. La masa dulce y crujiente, en combinación con la cremosidad de la pastelera y ese ¡Bum! de repente del aroma a trufa blanca... Babeo sólo de pensarlo...
Los Canutillos:
Pon el aceite a calentar con la cáscara de naranja, aconsejo utilizar el de girasol, pues es más suave y da lugar a una mayor combinación de sabores, más delicada. Cuando el aceite esté hirviendo es hora de retirarlo del fuego y dejarlo enfriar sin la cáscara de naranja.
Añade a este aceite la leche y la harina, y remueve enérgicamente hasta formar una masa que pueda estirarse sobre una mesa de trabajo. Aconsejamos dejarla reposar al menos media hora antes de estirarla con ayuda de un rodillo y cortar en porciones que enrrollaremos en moldes metálicos para cañas o canutillos. La masa, estirada, debe de quedar muy fina. No te preocupes si la ves aceitosa.
Freímos en abundante aceite y espolvoreamos opcionalmente con azúcar blanca o azúcar glass.
Para la pastelera:
Es la parte más sencilla de la receta, pero hay que ser delicados con ella. En una cazuela pondremos a hervir la leche con el azúcar, la canela, las peladuras de limón o naranja y la vainilla. Por otro lado, en otra cazuela que posteriormente llevaremos al fuego, disolvemos la maizena en las yemas.
Vertemos poco a poco la leche caliente sobre la maizena, sin dejar de remover con unas varillas, y llevamos la mezcla al fuego. Mientras la leche haya estado calentando no te olvides tampoco de varillarla de vez en cuando, no vaya a agarrarse.
Jugamos con los fuegos medios y bajos, siempe removiendo y con cuidado de que no se queme, hasta lograr una crema espesa y consistente. La pasamos inmediatamente a otro recipiente frío, y, mientras siga caliente la crema, añadimos la nuez de mantequilla, que le dará brillo y untuosidad, y aceite de trufa blanca de Laumont hasta que la mas adquiera la intensidad de trufa que deseamos. Ten en cuenta, que al enfriar la masa, un poco de este aroma se perderá, quedará camuflado, sé generoso con el aceite de trufa.
Tan solo nos queda rellenarlos con la pastelera ya fría y presentarlos. Nosotros lo hemos presentado junto a un helado de hongos helaborado también con los productos deshidratados de Laumont, proveedor y colaborador de The Traveller Cook, cuya receta vamos a dejarla para cuando haga un poco más de calorcito... Habrá que ir comprando ya heladeras...
Receta elaborada por The Traveller Cook con la colaboración de: