Un plato buenísimo, fresquísimo, sanísimo y que no requiere más preparación que hervir un huevo, cortar y rallar. Para hacerlo un plato equilibrado completo no hace falta más que acompañarlo de unas rodajitas de un buen pan de centeno, ya que tiene un grado más alto de fibra alimenticia que el pan de harina de trigo.
1 huevo duro
130-150 g de salmón ahumado (sin marinar)
1 pepino
1 tomate de ensalada bien hermoso, maduro pero firme
1-2 cucharadas de aceite de oliva
Sal y pimienta negra
La preparación:
1. Lavamos el tomate y lo rallamos, sin pelar, para aprovechar las vitaminas de la piel.
2. Echamos una cucharada de aceite al tomate, salpimentamos y mezclamos bien.
3. Cortamos en salmón en tiras gruesas y reservamos en el paquete para que no se seque.
4. Con ayuda de una mandolina o con mucha maña, rodajas de pepino finísimas. De nuevo, yo conservo la piel porque contiene muchísima fibra y una dosis interesante de betacaroteno. Si lo pelas, sólo queda agua.
5. En el fondo de una fuente plana repartimos el tomate rallado ya aliñado y sazonado. Sobre este repartimos las láminas de pepino formando círculos concéntricos.
6. A continuación distribuimos los cortes de salmón ahumado sobre la capa de pepino y decoramos con unas láminas más de pepino.
7. Podemos regar la superficie con un hilillo de aceite de oliva, el equivalente a una cucharada. Ahora rallaremos el huevo (entero o la mitad, al gusto) por encima del carpaccio y espolvorearemos con una pizca de pimienta negra. Lo ideal es que los ingredientes estén fríos al hacer el plato para poder comérnosla en seguida y que no se oxiden las vitaminas. ¡Acompaña de pan integral y limpia el plato!
¡Buen provecho!
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Bergua*