¡Cuantas lagrimas se nos habrán caído por culpa de las cebollas! Recuerdo, cuando era mas pequeño, siempre se decía que en la cocina, cuando se estaba llorando era a causa de la cebolla. A mi me resultaba raro que por culpa de este ingrediente, se llorara tanto... pero con el paso de los años he descubierto que es 100% verídico! A mi personalmente, me afecta mucho, y es ponerme a partir cebollas y empezarme a escocer los ojos y a caerse unos lagrimones...jejeje.
A pesar de estos inconvenientes, hay que reconocer que la cebolla es para mi un ingrediente fundamental en la cocina. Para casi cualquier tipo de plato la usamos, ya que aporta un sabor y un aroma muy característico y delicioso: un poco de cebolla pochadita en cualquier sofrito, añadirla cruda a las ensaladas, frita para acompañar cualquier plato... He de reconocer que a mi me encanta, cosa que no puede decir Carmen. A ella no es algo que la apasione, y prefiere evitarla o echar poca cantidad. Este es el ejemplo perfecto de lo que os comentaba al principio, y es que hay tanta gente que le gusta como a los que no.
Sin embargo, hay formas de hacer que este ingrediente guste a todos. La forma que hoy os traemos es una de ellas. Dar una textura cremosa, a la vez que un punto de dulzura, hace que los enemigos de la cebolla acaben reconozcan que de esta forma, no esta nada mal. Esto lo digo porque Carmen, cuando probó la cebolla caramelizada, me dijo que así si, que así no estaba nada mal. Y eso es un logro!
Sin ser un plato como tal, la cebolla caramelizada es un acompañante a cualquier plato, puede ser un aperitivo genial, o incluso formar parte de ensaladas. Cocinarla, probarla y contarnos. No os decepcionará!. Ahora, a por los delantales y a la cocina!
Ingredientes(2 personas):
4-5 cebollas (nosotros finalmente usamos 4)
2 cucharadas de agua
1 cucharadita de azúcar
Una pizca de sal
Aceite
Preparación:
Lo primero, cortaremos las cebollas en juliana y reservamos.
Calentamos una sarten amplia a fuego bajo con el fondo cubierto de aceite (pero solo cubierto, no hay que pasarnos con el aceite).
Echamos la cebolla y removeremos de vez en cuando para que las cebollas se vayan haciendo igual por todos los lados.
Pasados unos 25 minutos, veremos que la cebolla comienza a menguar y a adquirir un tono dorado. En este momento, echaremos la cucharadita de azúcar y el agua, y removemos. Comprobaremos que se va quedando una textura mas cremosa.
Removeremos de vez en cuando para que se continúe cocinando igual por todos los lados y para evitar que se nos pegue a la sarten.
Tras 35 minutos aproximadamente, veremos que la cebolla a pasado del tono dorado, a un color tostado típico de la cebolla caramelizada.
Apartamos del fuego y sacamos la cebolla, escurriendo el aceite sobrante.
Ya tenemos lista nuestra cebolla caramelizada. Ahora, solo tenemos que sacar a relucir nuestra imaginación para usar en los platos que deseemos: acompañamiento de carnes, con queso sobre tostas... Imaginación al poder!
Un saludo a tod@s y buen provecho!