INGREDIENTES:
Queso mascarpone una terrina de 250gr.
Nata (crema de leche) líquida 500ml.
Un sobre para hacer cuajada
Azúcar 75gr.
Galletas tipo digestive un rulo.
Mantequilla unos 100gr.
ELABORACIÓN:
La primera parte es hacer una base de galleta, la de siempre. Para eso machaca las galletas hasta hacerlas migas, deshaz la mantequilla y junta todo. Pon esta masa sobre un molde desmoldable y aprieta bien las migas para formar una base compacta. Introduce el molde en la nevera, o si vas apurado en el congelador unos 10 minutos.
Ahora toca hacer la mezcla de la cheescake, es la misma receta que la del flan de queso que tienes en este enlace, pero cambiando el queso crema por mascarpone, te recuerdo como se hace:
Pon en una cazuela el mascarpone, el azúcar, la nata (crema de leche) líquida y la leche entera con el sobre de cuajada. Remueve la mezcla con varillas hasta que la mezcla esté integrada y calienta la mezcla a fuego medio, removiendo sin parar con unas varillas hasta que se deshagan los grumos y vigilando que no se agarre al fondo de la cazuela. Cuando la mezcla comience a hervir retira del fuego deja enfriar un par de minutos y vierte sobre el molde con la base de galleta.
Deja atemperar la tarta y mete en la nevera unas 3 o 4 horas para que cuaje y coja temperatura.
Antes de servir desmolda y pon por encima mermelada de ruibarbo.
Ya la tienes, lista para servir.
RECURSOS CULINARIOS:
Prefiero el mascarpone a cualquier otro queso en crema ya que este es más suave y no es tan pesado.
La mermelada de ruibarbo es muy sabrosa, desde que la probé soy fan de ella, en este link tienes la receta de cómo hacerla. A esta cheescake la mermelada le aporta un aroma muy particular, pero si no tienes esta mermelada en casa, puedes sustituirla por una mermelada de cerezas, de frambuesas o de fresas, son sabores que casan muy bien con la suavidad del mascarpone.
La cheescake está mucho más buena de un día para otro, así que te invito a que seas previsor y la hagas el día antes.