Esta semana fui una turista en mi propia escuela. Para los que no saben, Le Cordon Bleu ofrece cursos al público, que duran desde un par de horitas hasta 5 jornadas, para que los profesionales puedan especializarse, o también para que los turistas y los amantes de la cocina y pastelería puedan aprender técnicas y pasar por la experiencia de asistir a una escuela de cocina.
Como esta semana la escuela hizo tributo a la cocina mexicana, dos chefs de Cordon Bleu de México vinieron a enseñarnos un como preparar algunos platos de la gastronomía típica, utilizando técnicas de la cocina francesa.
En la demostración para estudiantes, aprendimos a hacer ensalada de nopales (las hojas de un cactus súper nutritivo que se encuentra en México) fresca y sabrosa y un postre exquisito a base de arroz con leche, crumble de sésamo y helado de cerveza negra; en el workshop (que era para el público) pusimos manos a la obra y cada participante preparó mole desde cero y, de postre, una French toast “tres leches” con helado, ensalada dulce con hojas de menta y frutillas frescas.
La experiencia fue hermosa. Me encantó participar de un taller con gente amateur, aprender a cocinar una de mis comidas mexicanas preferidas, el mole, y conocer gente tan talentosa y apasionada por la gastronomía.
Cuando llegamos, en cada estación nos estaba esperando nuestro kit: un repasador, un lápiz y cuaderno de recetas, un delantal y un gorrito de cocina (igualito al que uso yo en las clases prácticas.
Enseguida nos explicaron qué era el mole, y nos enseñaron a prepararlo, junto con unos chochoyotes (masa de harina de maíz frita) rellenos con una pasta de porotos negros que era de otro planeta.
Después aprendimos a hacer el postre, facilísimo y una idea genial: una tostada francesa inspirada en la famosa torta tres leches. Era un bizcochuelo mojado en tres leches (crema de leche, leche evaporada y leche condensada) a la vainilla de México y canela, acompañado de una ensalada de hojas de menta, helado de vainilla y frutillas frescas (las de la escuela SIEMPRE son una delicia, jamás puedo encontrar tan ricas en la calle.
Vieron qué fácil? Un día de estos hacemos nuestra versión saludable y se las paso.
Una vez que terminamos nuestras preparaciones, llegó el momento de comer. Estábamos todos muertos de hambre, así que voló hasta la última miga!
Al finalizar, cada uno se llevó una bolsa térmica de la escuela, que a mi me vino bárbaro porque siempre ando trayendo y llevando tortas.
Una experiencia hermosa! La escuela ofrece muchos cursos cortos en inglés y francés para aficionados, tanto de cocina como de pastelería: macarons, chocolate, eclairs, varios sobre elaboración de panes (muero por hacer este, es espectacular!), salsas típicas y hasta clases de vinos y paseos a viñedos y mercados. Si les interesa, pueden chusmear acá.
Espero que les haya gustado! Traté de sacar todas las fotos que pude para mostrarles a ustedes. No se olviden de seguirme en Instagram, en donde muestro más acerca de mi experiencia en Le Cordon Bleu y comparto recetas saludables.
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