Habitualmente en casa comemos la coliflor rehogada con ajito y a mí me encanta, pero de vez en cuando apetece comer los platos de otra forma para no hacerlos tan aburridos y monótonos. Así que hoy haremos la coliflor gratinada con cebolla caramelizada, que le aporta el toque dulce.
La bechamel está hecha con leche y mantequilla de soja y queda espectacular, muy rica. Además la harina que he usado es maizena, por lo que este plato es perfectamente apto para celíacos y para intolerantes a la lactosa, porque el queso era sin lactosa.
El siguiente paso será probar con un queso vegano porque tiene que estar muy bueno, y además, mucho más sano ¿no?
Vamos con la receta.
Ingredientes:
Una coliflor grande
2 cebollas
50 gr de mantequilla (en mi caso de soja)
50 gr de maizena (o cualquier harina que tengáis)
500 ml de leche (en mi caso de soja también)
300 gr de tomate frito casero
Vino blanco
Nuez moscada
Sal
Aceite
Preparación:
Lavamos y cortamos en trozos la coliflor. La ponemos a cocer en una olla con abundante agua hasta que esté al dente.
Pelamos las cebollas y cortamos en julianas. En una sartén, con suficiente aceite como para cubrir el fondo, ponemos las cebollas a pochar con un poco de sal. Mantenemos a fuego alto removiendo hasta que la cebolla empiece a estar transparente. En este punto, bajamos el fuego al mínimo y dejamos cocinar durante 20-30 minutos, removiendo de vez en cuando para que no se queme. No vamos a usar azúcar, porque la cebolla se caramelizará con su propia azúcar que irá soltando al cocinarse.
Cuando veamos que ha tomado un color oscuro (caramelizado) y ha reducido el tamaño, añadimos un vaso pequeño de vino blanco, volvemos a subir el fuego y dejamos reducir el alcohol por completo. Una vez listo, bajamos el fuego al mínimo de nuevo y dejamos un par de minutos más. Después pasaremos las cebollas a un papel de cocina, para que absorba el exceso de aceite.
Ahora vamos a hacer la bechamel. Ponemos un cazo al fuego con la mantequilla y cuando esté derretida le añadimos la harina. Removemos bien con unas varillas durante 1-2 minutos, para que la harina se tueste un poco y después le echamos la leche de soja, sin dejar de remover. Dejamos cocinar hasta que empiece a burbujear y veamos como va espesando la mezcla. Añadimos sal y nuez moscada al gusto y retiramos del fuego.
Por último, pasaremos las coliflores una vez cocidas a un bol, las aplastaremos un poco con un tenedor, salpimentaremos y le añadiremos el tomate frito y unas cuantas cucharadas de bechamel. Removemos todo muy bien.
En una bandeja de horno (o en tarritos individuales como hice yo) hacemos una cama con las cebollas caramelizadas (o bien podéis integrarlas con las coliflores, como más os guste). Añadimos las coliflores y por encima una capa de bechamel.
Por último, esparcimos el queso por encima y metemos al horno a gratinar, aproximadamente unos 15-20 minutos (esto es en mi horno).
Aquí hay un tarrito de coliflores con tomate y el otro sólo con la bechamel.
De las dos formas queda delicioso.
¿Qué os parece? ¡Animaos a hacerla! Os aseguro que os gustará.
Os dejo por hoy, cualquier duda y cualquier sugerencia ya sabéis que podéis hacerla por comentario o correo.
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¡Un besito para todos!