Además es una ocasión perfecta para poneros unas fotos en blanco y negro, que como sabéis, hace ya un tiempo que ando practicando la fotografía culinaria.
¡¡Vamos allá!!
Dejar un horno que conoces bien y que ya dominabas por uno totalmente desconocido es siempre una aventura. Son ya varias las veces que he podido leer eso de: "Al cambiar de horno ya no me sale nada, y ahora solo hago dulces que no lo necesitan." Eso está bien para cuando es verano o simplemente nos apetezca, pero que nos limitemos por culpa de nuestro horno...¡eso no!
En mi caso, el cambio ha sido para mejor, pues me he encontrado con un horno más nuevo y cuidado que el que tenía. Pero como decimos en mi casa "no nos lo comamos de vista". Hay que comprobar ante que horno estamos.
Primero, veremos si se trata de un horno que trabaja con aire o sin él. Esto es importante, pues a la hora de hornear, debemos hacerlo a menor temperatura con un horno de aire (entre 10ºC y 20ºC menos).
Lo siguiente es comprobar a que TEMPERATURA REAL trabaja nuestro horno. Un horno viejo, por lo general está más descalibrado que uno nuevo, ya que ha sido más usado, y no suele hornear a la temperatura que indica.
Para ello, utilizaremos un termómetro de horno. Lo colocaremos en la bandeja y ponemos el horno a 100ºC. Cuando nos indique que ha llegado a la temperatura indicada, veremos cuantos grados marca nuestro termómetro. Así veremos la desviación de grados que hay, ya sea de menos o de más.
Hacemos la misma prueba poniendo el horno a 150ºC y a 200ºC.
¿Por qué hacemos esto? Pues porque la desviación que tenga nuestro horno aumenta de manera exponencial.
Lo veréis perfectamente con este ejemplo, que no es otro que lo que me ocurría con mi antiguo horno:
TERMOSTATO INDICA TEMPERATURA REAL
100ºC 110ºC
150ºC 180ºC
200ºC 250ºC
Como véis, la diferencia entre la temperatura que nos indica el termostato del horno y la temperatura real cada vez es más acusada, siendo al principio de 10ºC y al final de 50ºC. Una barbaridad, vamos.
Una vez controlado esto, solo nos queda la prueba de fuego: HORNEAR.
A mi me gusta hacer esta prueba final horneando media docena de cupcakes. ¿Y porqué cupcakes?
Pues primero: porque con media docena gasto los menos ingredientes posibles, ya que al tratarse del primer intento de hornear en un horno nuevo puede salir algo mal.
Segundo: Porque como os conté en este post sobre como hacer cupcakes, para que te salgan unos cups divinos has de conseguir un horneado constante a la temperatura correcta, y si tenemos éxito, significa por tanto, que hemos controlado bien nuestro horno.
Y por último, en esta hornada de cupcakes podremos ver si nuestro horno calienta por igual o por el contrario tiene puntos en los que calienta más que otros (en el caso de mi horno anterior, calentaba más por el lado izquierdo central)
Podemos hacer más pruebas con otro tipo de elaboraciones que requieran una temperatura más alta en su horneado si lo deseamos. No os agobiéis si las primeras pruebas no salen bien, pues conocer bien bien un horno no es tarea de un solo día.
Finalmente, después de hacer varios tipos de preparaciones, he podido comprobar que en efecto, mi nuevo horno es una pasada, apenas ha sido usado, por lo que la temperatura real y la que marca el termostato son prácticamente idénticas (solo algo a la baja) y además la mantiene estupendamente...Viniendo de un "horno tirano", estoy que no me lo creo, jaja!
¿Y vosotros? Tenéis otros métodos para "domar" los hornos nuevos o rebeldes? ¡Pues contádmelos, que estoy deseando conocerlos! Ya sabéis que me encontraréis tanto por aquí como por Facebook, Instagram, Google+ y Pinterest.
Hasta muy pronto. ¡Abrazos!