Ahí las tenéis, unas encima de las otras con un lacito para disimular, haciéndose las inocentes, insinuándose porque, en el fondo, quieren ser devoradas por los golosos de mi familia que hace un rato han olido su presencia. Y es que la casa se ha llenado de aroma a chocolate, anuncio inminente de la salida del horno de unas cookies que nos endulzarán la merienda o que acompañarán una taza de café.
Las cookies son estas galletas redondas, de forma irregular en las que se adivinan trocitos de chocolate que sobresalen o que se esconden en su interior. Galletas reales como la vida misma y no como estas otras "cookies" a las que se refieren los mensajes que últimamente aparecen en mi ordenador. Yo, que de informática sé lo justo, y que no tengo ninguno de los conocimientos de Bill Gates, me pongo muy nerviosa cuando aparecen avisos así en la pantalla. Me entran tales sudores que prefiero hacer una pausa y aprovechar para comerme una de estas cookies reales que reclaman nuestra atención desde la encimera de la cocina. El mundo de los "bits" o dígitos binarios es demasiado etéreo y difícil de digerir para mi gusto.
RECETA.
INGREDIENTES
150 g de perlas de chocolate o, en su lugar, de trocitos de chocolate negro.
1 cucharada de cacao en polvo.50 g de avellanas.
50 g de azúcar moreno.30 g de azúcar blanco.
140 g de harina.
125 g de mantequilla sin sal (a temperatura ambiente).
1 huevo.
1 cucharadita de extracto de vainilla.
1 cucharadita de levadura en polvo.
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PREPARACIÓN
Trocear el chocolate (si ponemos perlas de chocolate nos saltamos este paso) y las avellanas sin reducirlas a polvo y reservar.
Precalentar el horno a 180 grados.
Mezclar la mantequilla con los dos tipos de azúcar, añadir el huevo y batir hasta que quede integrado.
Mezclar la harina, el cacao y la levadura y tamizar sobre la masa de mantequilla y azúcar y mezclar.
Añadir el chocolate troceado (o bien las perlas de chocolate) y las avellanas troceadas y mezclar.
Poner una lámina de papel sulfurizado sobre una bandeja de horno e ir haciendo bolas ayudándonos con dos cucharas, dejando suficiente espacio entre ellas para que al hornear no se junten.
Meter en el horno 12 minutos a 180 grados.
Dejar enfriar sobre una rejilla.