Pese a tener una carne exquisita, sabrosa y fácil de cocinar la corvina es un pescado blanco poco conocido o mejor dicho poco consumido. Decía el escritor Josep Pla, gastrónomo de fino paladar, que la corvina o corball, en catalán, “es tan bueno que ha perdido el sabor a pescado”. Se suele poner en los suquets o hacerlo al horno. Es el pescado estrella de los ceviches peruanos. Se puede comprar fresco o congelado y gracias a la acuicultura, la crianza de peces en granjas, su precio es asequible. De todas formas este plato también se puede hacer con rodaballo y también está rico. Completándolo con unas gambas y una salsa de setas variadas puede convertirse en un segundo muy festivo.
RECETA
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INGREDIENTES
Una corvina (1.200 kg).
8 gambas.
Aceite de oliva.
PARA LA SALSA
250 g de setas variadas (pueden ser congeladas).
250 ml de nata (crema de leche) para cocinar.
1 cebolla.
100 ml de vino blanco.
Sal.
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PREPARACIÓN DE LA SALSA
Cortar la cebolla en trocitos y sofreír en una sartén con un poco de aceite.
Añadir las setas (si son congeladas no se han de descongelar).
Cuando evapore un poco el líquido agregar el vino blanco y rectificar de sal.
Una vez evapore el vino retirar unas cuantas setas para adornar y añadir la nata (crema de leche).
Triturar, probar de sal y reservar.
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PREPARACIÓN DEL PLATO
Pelar las gambas dejando la cabeza y la cola y reservar.
Pedir en vuestra pescadería que le saquen la espina central y os corten en lomos la corvina.
Calentar el horno.
En una fuente de horno untada con aceite de oliva poner el pescado, salar y rociar con un buen chorrito de aceite.
Meter 6 minutos en el horno ya caliente (180 grados) y pasado ese tiempo poner las gambas con un poquito de sal y algo más de aceite. Hornear 6 minutos más.
Montar el plato con una base de salsa y encima el pescado y las gambas.
Adornar con las setas reservadas y servir bien caliente.