Un mes más tenemos una cita con este reto que tanto me gusta y que nos invita a viajar por la desconocida gastronomía europea, y digo desconocida porque existen países que para muchos de nosotros llegarían a serlo si no fuera por estos "viajes gastronómicos".
El avión del reto "Reposteras por Europa" organizado por mi compañera Isabel, este mes de marzo aterriza en Podgorica, capital de Montenegro y ciudad más grande del país.
Debido a los bombardeos que sufrió en la II Guerra Mundial, no es una ciudad con grandes monumentos. En el barrio de Stara Varos podemos ver la mezquita y el castillo de Tvrdava Ribnica. También cabe destacar la Catedral de la Resurrección de Cristo y la Torre del Reloj o Sahat Kula.
Montenegro cuenta con una costa formada de playas casi todas de piedras y pueblos medievales muy bien conservados ya que el turismo, aunque crece a un ritmo vertiginoso (25% anual), aún no es masivo. Podríamos decir que Montenegro es un parque de atracciones natural.
Otro de los lugares que no hay que dejar de visitar es Kotor, ciudad de la Costa Dálmata, Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO que cuenta con preciosos acantilados y en la que se debe subir a la Fortaleza de San Iván. Asimismo también hay que visitar Stevi Stefan, pueblo pesquero muy bello y que en los últimos años se ha convertido en centro de turismo de lujo.
Otros lugares que tampoco deben dejar de visitarse son el Parque Nacional Lovcen desde el que se puede disfrutar de unas maravillosas vistas de la Bahía de Kotor y el Lago Skadar con más de 500 km. de extensión.
En cuestión de gastronomía, por su situación geográfica, ésta se ve influenciada por la cocina mediterránea así como de la de los países del Este de Europa. Los ingredientes más representativos son el arroz, las verduras, los fideos y la carne, aunque en las regiones centrales y en el sur abunda el pescado, sin que por supuesto falte el aceite de oliva.
Uno de los platos típicos es el cévapi o carne a la brasa que se sirve acompañada de cebolla y salsa kajmak (crema de leche convertida en queso), papeci o especie de san jacobo montenegrino, skakavica que es pescado marinado con col blanca, aceite de oliva y zumo de limón, domaca kobasica na zaru o salchichas asadas en horno de leña, japraci o ternera con arroz enrrollada en col.
Y en cuanto a los postres algunos tienen influencias turcas como es el caso de la baklava, la projanica que es un pastel elaborado con queso fresco huevos y harina o krempita o pastel relleno de crema pastelera, todo ello regado con el típico café turco del que son grandes consumidores o de un aguardiente casero de uva o ciruela llamado rakija.
Al final me he decantado por preparar una crema de café porque he leído que es un postre habitual y aunque ellos le añaden brandy o aguardiente, yo la he preparado apta para todos los públicos y no he incorporado alcohol en la receta. A continuación os explico cómo prepararla.
CREMA DE CAFÉ
INGREDIENTES
Para la crema de café
100 ml. de leche semidesnatada
200 ml. de café expresso
2 yemas de huevo
150 gr. de azúcar
400 ml. de nata (crema de leche) líquida para montar 35% M.G.
1 cucharada de Maizena
Para la decoración
150 ml. de nata (crema de leche) líquida para montar 35% M.G.
40 gr. de azúcar
Cacao en polvo
Granos de café
ELABORACIÓN
Ponemos la leche y el café en un cazo y llevamos a ebullición. Retiramos del fuego y reservamos.
En un recipiente ponemos las yemas, la Maizena y la mitad del azúcar y mezclamos.
Incorporamos la mezcla a la leche con el café y batimos con unas varillas hasta que se integre. Ponemos en el fuego nuevamente sin dejar de revolver hasta que la crema vaya espesando. Retiramos del fuego y dejamos enfriar a temperatura ambiente, tapando "a piel" con papel film.
Montamos la nata (crema de leche) con el resto del azúcar y la añadimos a la crema anterior, mezclando con movimientos envolventes. Vertemos la crema en copas. Refrigeramos.
Un rato antes de servir la crema de café, montamos la nata (crema de leche) líquida con el azúcar y con una manga pastelera hacemos unas rosetas sobre la crema.
Espolvoreamos con un poco de cacao en polvo y ponemos unos granos de café para decorar.
Un postre de sabor intenso y con una textura muy suave y agradable. Si os gusta el café tanto como a mi, os recomiendo que probéis esta crema, incluso, y tal y como se suele preparar en el país de origen, podéis agregar un poco de brandy o licor.
En un principio, en vez de una crema, pensé en hacer una panna cotta y disponerla en capas (una capa de vainilla, otra de chocolate...). Seguramente hubiera quedado más vistosa, pero de lo que se trataba era de dar una especial relevancia al café, por eso al final descarté esta idea.
Un mes más un bonito viaje que he compartido con mis compañeras reposteras y que seguro, como es habitual, nos traerá deliciosos postres.
¡Estoy deseando ver todas las recetas de mis amigas viajeras!