Ese y no otro, no su bonito color morado, es el motivo por el que hoy os ofrezco una rica crema de lombarda.
Se la he robado al blog El caldero de Nimuë porque hoy es último domingo de mes y toca publicar nuestro asalto mensual a los blogs participantes en este divertido juego. Recetas ricas y muchos viajes es lo que vais a encontrar en su blog.
Yo me decidí por esta crema de lombarda por el mismo motivo por el que últimamente veis repollos y coliflores a tutiplén en el blog: es lo que nos está dando el huertito últimamente. No porque nuestro huerto sea así, es que son los productos de temporada, aunque ya se nos están terminando y eso que este invierno ha sido generoso a pesar de que la temperatura no ha acompañado mucho y cosechas como las espinacas han escaseado. Con lo que a mí me gustan y lo ricas que estuvieron las del año pasado.
Pero vamos ya con la
receta de la crema de lombarda
1 lombarda
1 cebolla
2 patatas
2 dientes de ajo
aceite de oliva
sal
leche
Limpiamos bien la lombarda, quitando las hojas exteriores y el tallo grueso y duro de su interior. La cortamos en juliana (no es necesario que sea muy fina, puesto que la vamos a cocer y a triturar) y la lavamos muy bien.
Reservamos.
En la cazuela donde vayamos a cocer las verduras, ponemos un fondo de aceite de oliva (un par de cucharadas) y, cuando empiece a estar caliente, sofreímos la cebolla cortada en trozos y los dos dientes de ajo. Una vez que empiecen a blanquear, incorporamos la lombarda y la salteamos también un par de minutos.
Añadimos las patatas peladas y partidas en cuartos.
Echamos agua hasta cubrir las verduras, pero que no floten.
Si hemos usado la olla a presión, como es mi caso, ponemos la tapa y dejamos que suba el pitorro. Cuando haya subido, bajamos el fuego a medio-bajo y dejamos cocer otros 10 minutos. Apagamos el fuego y dejamos la olla en él hasta que el pitorro haya bajado del todo y la olla haya perdido presión antes de abrirla, para evitar accidentes.
Si hemos usado una olla tradicional, dejaremos que el agua empiece a hervir y mantendremos el fuego cuidando de que no se pierda esta ebullición durante el tiempo necesario para que las patatas estén blandas. Una hora aproximadamente. Si vemos que el agua se evapora, podemos echar un poco más.
Una vez que tengamos las verduras blanditas, solo nos queda triturarlas y ponerlas al punto de sal. Podemos usar el chino o la batidora. A mí personalmente, me gusta más con la batidora, la crema queda más fina, pero eso ya va en gustos.
Si necesitamos que quede un poco más líquida podemos usar un chorreón de leche hasta obtener la textura deseada. O nata (crema de leche), pero a mí no me gusta añadir calorías innecesarias a estas cremas tan ligeras y saludables. Si usamos leche desnatada, pues mejor.
Una cena perfecta para entrar en calor y no engordar, ¿qué más queréis?
Otros platos calentitos de este blog:
Sopa de galets.
Crema de calabacín
¡¡Feliz domingo!!