La crème brûlée es uno de los postres franceses más conocidos. Consiste en una crema que se espolvorea con azúcar para después quemarla y lograr así una capa de caramelo fina y crujiente con un aroma a vainilla simplemente inmejorable. François Massialot, en su libro de cocina Le nouveau cuisinier royal et bourgeois, finales S XVII, fue el primero en mencionar este genial postre.
Tradicionalmente, la Crème Brûlée se prepara en moldes anchos y poco profundos. Los moldes más anchos proporcionan mayor superficie para la caramelización del azúcar y se cocinan más uniformemente.
Para preparar el caramelo el azúcar blanco granulado es el mejor para este postre. ¿Por qué? Porque se carameliza rápidamente y también nos da una indicación de cuándo está caramelizado porque adopta un color marrón quemado muy identificable,
Ingredientes:
4 yemas de huevo
250 gramos de leche
200 g de nata (crema de leche)
60 gramos de azúcar
1 cucharadita de esencia de vainilla
Azúcar para caramelizar
Preparación:
Precalentad el horno a 200ºC.
A continuación en un bol batís enérgicamente las yemas junto con el azúcar, hasta conseguir una textura ligeramente blanca y que doble su volumen.
Mezclad la leche, la nata (crema de leche) y la vainilla y lo incorporáis a la mezcla de las yemas. Mezclad bien.
Llenad cada uno de los moldes con la mezcla.Colocad los recipientes en una bandeja de horno y agregad agua caliente hasta la mitad de la altura de los recipientes, para hacer el baño María.
Hornead durante unos 25-30 minutos. Dejad enfriar y poned los moldes en la nevera un mínimo de tres horas.
A la hora de servir la Crème Brûlée poned un poco de azúcar por encima y quemadlo con una pala de quemar o un soplete.