Ingredientes
350 g de calamares
125 g de harina
600 ml de leche
4 chalotas
picada de ajo y perejil
2 cucharaditas de tinta de calamar
1/2 cucharadita de nuez moscada
50 ml de aceite de oliva
sal
Para el rebozado
2 huevos
pan rallado
aceite de oliva
Para 40 croquetas aproximadamente
Preparación
Lavar y escurrir bien los calamares. Podemos utilizar patas y aletas que nos hayan sobrado de otras preparaciones, calamares enteros, chipirones, calamarcitos, ... lo que tengamos.
Picarlos a cuchillo en trocitos muy pequeños y reservar.
Preparar una picada fina de ajo y perejil. Pelar y picar las chalotas.
En una sartén al fuego con tres o cuatro cucharadas de aceite sofreír la picada de ajo y perejil.
Antes de que el ajo empiece a dorar añadir las chalotas. Pocharlas durante unos minutos e incorporar los calamares, mezclar bien y dorarlos, dejando que evapore el agua que desprenden. Retirar del fuego y reservar en un plato.
Calentar el aceite de oliva en la sartén y añadir la harina. Remover bien y cocerla durante dos o tres minutos. Retirar un momento del fuego e ir incorporando la leche poco a poco sin dejar de remover hasta que se haya integrado toda en la mezcla. Hacerlo fuera del fuego ayuda a que no se formen grumos.
Volver a colocar la sartén en el fuego y añadir la nuez moscada y la tinta de calamar. Remover bien hasta lograr una pasta homogénea.
Incorporar los calamares y seguir cocinando la bechamel hasta que empiece a despegarse de la sartén.
Retirar del fuego y colocar en una fuente para que enfríe.
Formar las croquetas con la pasta preparada, en este caso pequeñas bolas redondas.
Para rebozarlas preparar en un bol los huevos batidos y en otro una cantidad generosa de pan rallado. Para un acabado crujiente y perfecto aplicar un doble rebozado: bañadas en huevo, cubiertas de pan rallado, de nuevo capa de huevo y otra de pan rallado para finalizar.
En este punto se pueden congelar las que no vayamos a consumir inmediatamente.
Colocar un cazo al fuego con abundante aceite de oliva (lo mejor es que las croquetas puedan quedar cubiertas mientras se fríen). El aceite tiene que estar muy caliente (180ª) y freír pocas unidades cada vez para que se mantenga la temperatura.
Colocar la croquetas en el aceite con ayuda de una espumadera e ir removiéndolas con cuidado para que se doren uniformemente y no se quemen por abajo. Retirarlas, escurrirlas y colocarlas sobre papel de cocina para que absorba el exceso de aceite.
Servir calientes con alguna salsa para acompañarlas, una mayonesa especiada, un alioli suave, ... En este caso hemos elegido una salsa romesco.
Si te gustan las croquetas también puedes ver este surtido:
Croquetas de espinacas
Croquetas de la Reme
Faláfel
Arancini