Yo sigo aquí, como cada semana. O pensábais que os ibais a librar de mi tan fácilmente? :P Mi objetivo es sacaros el miedo a la repostería (eso ya lo sabéis), pero para ello hay que ser constante!
Bueno, ésta semana quiero mostraros una receta típica del Reino Unido. Que aunque, por lo que he leído, no tiene muchos años de historia (solo unos 100…), se ha convertido en un postre tradicional de la zona y que encima ha logrado traspasar fronteras y llegar a muchos países. Lo que en Inglaterra se conoce como apple crumble, en EEUU se dice apple cruch… y aquí lo podríamos llamar “migas de manzana” (por ejemplo). Es un postre que nació de la necesidad de dulce tras la guerra, pero donde no habían recursos para un pastel en condiciones, es decir que es de aprovechamiento. De ahí que en su origen se usara pan duro y miel en vez de harina y azúcar como ahora. Pero es mejor saber los ingredientes que se utilizan hoy en día, no? Entonces toma nota:
4-5 manzanas
120 gr de azúcar
5 gr de sal
20 gr de canela
65 gr de harina
50 gr de mantequilla
En cuanto al tipo de manzana, es aconsejable una más bien ácida, aunque se puede comprar cualquiera. Yo he escogido la variedad Pink lady, pero una Fuji, una Golden o incluso una Grand Smith también irían bien.
Bueno, y si empezamos? Lava las manzanas (o pélalas si quieres), sácales el corazón y cortalas en finas láminas. Si vas a tardar un poco es mejor que lo vayas poniendo en agua con un chorrito de limón para que no cojan ese color marronoso que adquieren al oxidarse. Cuando tengas todas las manzanas cortadas, solo tendrás que secarlas con papel absorbente, para no proporcionar demasiada agua.
Mezcla en un bol el azúcar (que también podría ser del moreno) con la canelay la sal y unta el fondo de la fuente con un poco de mantequilla. Haz una capa con manzana y espolvorea con ésta mezcla por todo lo alto. Con la ayuda de una cucharilla de las de café, pon pequeñas bolitas de mantequilla repartidas por toda la superficie (igual que se hace cuando preparamos canalones….) Y vuelve a repetir hasta terminar con las manzanas. Lo ideal es que no fueran más de tres capas, pero todo depende de la fuente que uses.
Ahora, en un bol a parte, hay que mezclar la harina con el resto de la mantequilla derretida. Debemos obtener una textura granulada con la que vamos a cubrir toda la fuente. Hay quien apelmaza ésta capa, pero creo que es mejor dejarla un poco “suelta” para que sea más crujiente
Con el horno precalentado a 180°C y el calor a ambos lados, vamos a hornear durante unos 45 minutos. Verás que el jugo que sueltan las manzanas junto al azúcar van a empezar a burbujear, es lo normal, así que si el recipiente utilizado no es hermético (como un molde para pasteles desmontable), mejor que lo pongas sobre la bandeja de horno para que no se ensucie. Retira la fuente del horno en cuando veas que las manzanas están hechas (pincha con un palillo, tienen que estar bien blandas).
El crumble es un postre que se sirve caliente. Así que espera lo justo para poder manipularlo y sírvelo con una bola de helado de vainilla (con whisky o sin), con una crema de yogur, o también puedes usar nata montada (crema de leche).
Yo he comprado una terrina de helado de vainilla. El contraste de calor y frío que proporciona al postre hace resaltar aún más su sabor. Es una dulce manera de comer fruta, si te cuesta comerla fresca. Y si estás con la barriga un poco revuelta, es un postre suave que te sacará de la típica manzana asada.
El crumble más típico es el que te acabo de enseñar, pero se pueden usar otras frutas como peras, fresas, frambuesas…. vosotros decidís, como siempre. Lo importante es recordar en darle un toque dulce a vuestro día, pero éso ya lo sabéis. Hasta la próxima golos@s!
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