La primera vez que viajé a Tailandia, hace ya cerca de dos décadas, fue llegar a un mundo opuesto, bajar del avión y sentir un choque térmico, un calor humedo agobiante; llegar a Bangkok (significa La Ciudad de los Angeles) un caos, un choque cultural hermoso, intenso, ruidoso y lleno de aromas y colores.
El reino de Siam, cambió su nombre en el año 1939, sienso su nuevo nombre Prathet Thai (prathet significa “pais”, Thai “libertad”), al traducirse al inglés pasó a llamarse Thailand (Tierra de los Thai, tierra de los hombres libres).
Un pais que me cautivó, al que volví y al que deseo volver, no solo por su belleza, la amabilidad innata de su gente, su cultura, sus paisajes, con sus portentosos templos budistas donde en cualquiera de ellos y ante la imagen de un resplandeciente buda hay que postrarse y saber detener el tiempo, oler el incienso, observar los grabados en las paredes que nos transmiten su cultura ancestral y milenaria, sentimientos que perdurarán en mi memoria.
Al igual que su gastronomía, sana, exquisita, llena de colores y sabores, rica en ingredientes y aromas donde se conjuga con armonia los cinco sabores: dulce, salado, amargo, agrio y por supuesto el picante; esto último lo prefiero en su justa medida, es lo único que aprendí a decir: “sin picante”.
El arroz es primordial y fundamental en la cocina thai, su gastronomía es inconcebible sin arroz o curry: los clásicos el curry verde, rojo y amarillo.
El curry fue introducido en Tailandia en el siglo XVIII, la diferencia con el curry hindú es que éste último se prepara a base de polvos de especias, cuando el thai se elabora a base de ingredientes frescos (semillas, hiervas aromáticas, raices y especias naturales); el curry verde y rojo se forma con semillas de cilantro y pimientos verdes o rojos.
La palabra tailandesa para curry es “geng”, tiene una aplicación mucho más amplia que la que sugiere su aproximación inglesa, geng quiere decir cualquier plato líquido salado enriquecido y espesado por una pasta.
Las recetas tailandesas que preparo en “Mi cocina” las hago siguiendo los pasos de diferentes libros de platos tailandeses y orientales.
En ésta ocasión he preparado curry verde de pollo con coco y cilantro (para mi el sabor de Tailandia es cilantro fresco).
¿Cómo lo hice?
Calentar un chorreón de aceite (si es posible de cacahuete, en su defecto puede valer cualquiera) en un wok o sartén y pochar junto con trozos de pollo (uso pechuga) una cebolla blanca pequeña y un diente de ajo picado en trocitos pequeños, sin que se llegue a quemar.
Agregar tres cucharadas soperas de pasta de curry verde (la pueden encontrar en cualquier gran superficie, en su defecto pueden usar cualquier curry en polvo) y remover.
Incorporar el contenido de una lata de leche de coco, un vaso de caldo de pollo y llevar a ebullición durante unos quince minutos.
Añadir una cucharada de salsa de pescado (la pueden encontrar en cualquier supermercado, es sustituto de la sal, por lo que si no la tienen la pueden omitir y salar al gusto) y una cucharada de salsa de soja.
Agregar un poco de ralladura de lima y un chorreón de zumo (en su defecto limón) y una cucharadita pequeña de azúcar moreno.
Dejar hervir unos cinco minutos.
Para servir, cocer arroz tipo Thai (siguiendo las instrucciones del fabricante) y poner la carne encima, salsear y añadir el cilantro fresco picado.
Si es posible acompañar con una cerveza bien fria, tipica tailandesa: la Shinga.
¡¡ Dejen que los sabores y olores de Thailandia les envuelvan los sentidos !!.