Esta tarta tiene bastante éxito en mi casa, y aunque el requesón con el que se elabora dista bastante de aquel que recuerdo ver preparar a mi abuela, con la leche fresca, recién ordeñada, en la aldea, el resultado es muy apetecible.
Un postre fresco, delicado, con el dulzor justo y muy fácil de preparar.
Estos son los ingredientes que necesitaréis para su elaboración:
Cantidades para una tarta de 10/12 porciones:
– Un paquete de galletas de avena.
– 600 gr de requesón.
– 80 gr de mantequilla.
– 6 hojas de gelatina neutra.
– 200 ml de nata (crema de leche) para montar.
– 150 gr de azúcar.
– Azúcar avainillada.
– Ralladura de una naranja.
– Mermelada para decorar (yo utilicé, esta vez, una de melocotón, pero podéis probar con mermelada de naranja, albaricoque, o la que más os guste).
Comenzaremos triturando las galletas y mezclándolas con la mantequilla derretida y una cucharada de agua.
Ponemos la mezcla resultante en un molde desmontable y presionamos bien para que quede una base compacta. Lo llevamos a la nevera.
Dejamos en remojo de agua fría las láminas de gelatina.
Escurrimos el requesón y lo mezclamos en un cuenco con el azúcar, la ralladura de la naranja y una cucharada de azúcar avainillado. Batimos con varillas manuales hasta obtener una crema homogénea.
En un cazo llevamos a ebullición 50 ml de agua. Añadimos la gelatina escurrida, apartamos del fuego y removemos hasta que se disuelva por completo.
Dejamos templar un poco y la añadimos a la mezcla del requesón.
Montamos la nata (crema de leche), que debe estar bien fría, con varillas eléctricas y la incorporamos a la mezcla anterior.
Vertemos la crema resultante sobre la base de galleta y refrigeramos hasta que cuaje, un mínimo de 4 horas, (yo suelo dejarla toda la noche).
Extendemos la mermelada sobre la superficie de nuestra tarta (si está muy densa podemos diluirla con un par de cucharadas de agua caliente) y desmoldamos.
Y este es el resultado final…
Lista para disfrutar!