De izquierda a derecha Tomohisa Ohno, Mark M. Kuribara, Kenta Sekiguchi, Kichigoro Fueki, Shizuka Someya, Takayuki Suzkui y Tamariki Seika
Durante la jornada de ayer, el Basque Culinary Center de Donostia (San Sebastián), se convirtió en escaparate de la cultura y gastronomía de la prefectura japonesa de Saitama, comunmente conocida como "La cocina de Tokio" y situada al norte del mismo.
Durante poco más de tres horas, una treintena de invitados, entre los que se encontraban alumnado y profesorado de la universidad gastronómica, cocineros y medios de prensa, fueron agasajados con una demostración culinaria de la mano de cocineros de prestigio de Saitama y varias empresas locales, desde productores de soja hasta establecimientos de repostería tradicional nipona.
De entre las 49 prefecturas de Japón, la de Saitama es la quinta más poblada con cerca de 7 millones de habitates. El haber sido una de las prefecturas agrícolas y ganaderas en las que más materia prima se producía, hizo que se denominara como "La cocina de Tokio". La cocina japonesa está recogida como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO, valor que se hizo recalcar durante unas jornadas en las que se reivindicó que la gastronomía nipona va mucho más allá del sushi, la tempura o el ramen.
Surtido de pintxos inspirados en los encurtidos japoneses
Durante la demostración participaron empresas locales como la bodega de salsa de soja Fueki Syoyu Brewery o la productora de encurtidos Kawamuraya, ambas fundadas entre los siglos XVIII y XIX y en las que todavía se utilizan los métodos tradicionales de fabricación. Los cocineros del conocido Sasala Dining Group, cuyo propietario, Mark M. Kuribara ha trabajado como cocinero para los mejores restaurantes del lujoso barrio de Ginza en Tokio, dieron a degustar a los asistentes el tradicional dashi ramen que se prepara en sus establecimientos tanto de Japón como de sus recientes aperturas en San Francisco, California, elaborado con mimo y perfeccionismo.
Productos como el Cerdo de Koedo (Koedo Kurobuta) fueron dados a conocer, de mano de la ganadería Ohno Farm que los alimenta a base de leche y boniato dotando así a su carne de un savor más suave y ligeramente dulce; así como el té verde de Kawagoe, muy aromático, con mucho sabor y ligero amargor.
Los dulces tradicionales japoneses también tuvieron su momento de gloria, los asistentes pudieron degustar especialidades como los caramelos locales hechos a mano, el dorayaki de té verde, echos a partir de una masa de bizcocho que se cocina a la plancha, o el monaka, dos tortas crujientes de arroz rellenas de anko, una pasta dulce de judía roja de la que el dorayaki también está rellena; de la mano de las reposterías Tamariki Seika y Fukuroya, ambas de la ciudad de Kawagoe, también conocida como Koedo o "la pequeña Edo", antiguo nombre que se le daba al actual Tokio debido a sus numerosos edificios históricos.
Surtido de dulces japoneses