Hemos hablado mucho de Japón en este blog, y no entiendo como se me ha podido pasar por alto un tema tan interesante como es el de la comida callejera, toda una cultura gastronómica que se desarrolla en las calles de una de las mayores metrópolis del mundo. Escaquéate de las calles principales y explora, encontrarás pequeños locales con una barra y tan solo 4 asientos escondidos entre edificios colosales, son los izakaya. O visita los mercados de los barrios, en los que los locales miran a los turistas asombrados, encontrarás puestos que a simple vista pasan desapercibidos, hasta que encienden los fogones. Si tienes suerte, te encontrarás en las noches de verano con algún matsuri, festivales que se hacen al atardecer, acompañados de bailes tradicionales, fuegos artificiales y muy buena comida...
El escaparate de un restaurante en la plaza de la estación de JR de Yoyogi
No... No son de verdad, son platos de plástico (quise comprar uno y cuestan 80,00 € como mínimo los capullos...). Se trata del escaparate de un local de comida "rápida". Rápida por que los que acuden a él van solos, sin compañía, ajetreados salary man (hombres de negocios) que comen a todo correr, mirando fijamente a su plato, sin levantar la vista, pero unos platazos que hay que ser de Bilbao para poder terminárselos... Por 3,00 €, así, a ojo, podemos comer un enorme bowl de sopa con tallarines, verdura y tenpura. O un plato de arroz con curry, verdura y carne. Todo ello acompañado de su reglamentario cuenquito de arroz blanco y una fría y placentera jarra de Asahi (marca japonesa de cerveza) que entra de lujo un medio día de julio.
Un favor, no perdáis el tiempo pidiendo en la barra lo que váis a comer, no hay camareros, solo dos cocineros cara al público, con sus cazuelas humeantes, con la comanda ya preparada. ¿Cómo? Muy fácil, saca un ticket con la selección de platos o menús en la máquina que encontrarás antes de entrar al establecimiento. El tiempo es oro, sobre todo con todo lo que nos espera para comer...
"¿Qué desea tomar hoy?" Máquina expendedora de tickets a la entrada de un restaurante. Sin ticket no comes.
(Foto de arriba) Soba en caldo dashi con cebolleta china y alga wakame. (Foto derecha) Guarnición de arroz con huevo a la plancha y dos escalopes de cerdo rebozados en panko (pan rallado japonés).
Gyoza, cocidos primeros y después marcados a la sartén por su base
No puedes estar 5 minutos más en Tokyo sin pararte ante un puesto de gyozas. Son los famosos dumpling que obsesionaron en sus inicios al prepotente y famoso Dabiz Muñoz, cocinero de DiverXo y StreetXo, también conocidos como jiaozi en China o mandu en Corea (aunque ya hablaremos más extensamente de ellos en la receta que publicaré en breve). Las conocemos como "empanadillas japonesas" pero son más similares a los raviolis italianos. Rellenos de carne, verdura o marisco, se pueden preparar de muchas maneras (fritos, al vapor, a la plancha, cocidos y después salteados...).
Corazón de cerdo en un puesto de comida callejera en Shinjuku
¡Brochestas! Shinjuku y Shibuya son los barrios con más movimiento de personas en Tokyo. En el famoso cruce de Shibuya se llegan a juntar más de 300 personas pasando el mismo paso de cebra al mismo tiempo. ¡Una locura! Suerte que a escasos metros encontramos callejuelas en las que casi hay que ir en fila india repletas de puestos al aire libre de brochetas. Yakitori (brochetas de pollo), corazón de cerdo, ternera... En este caso viene mejor una buena caña de Kirin (puede que la cerveza japonesa más popular) y un plato de edamame (vainas de soja) para picotear en lo que se prepara tu brocheta a la plancha...
Dango
¡Qué buenos que estaban los dango! El templo de Asakusa es uno de los templos budistas más importantes de Tokyo, y también uno de los más visitados por los turistas. Detrás del mercado que se planta a sus pies se encuentra una pastelería tradicional en la que degustar dulces tradicionales como estas brochetas dango (bolitas de pastel de arroz glutinoso a la brasa bañadas en sirope), meronpan (pan de melón, que, curiosamente, no lleva melón en su elaboración, se llama así por las estrías de su corteza que recuerdan a la del melón japonés), galletitas para el té, extremadamente dulces, aviso, se utilizan para quitar del paladar el sabor amargo del té verde y hasta dorayakis, los bollos rellenos de pasta dulce de judías rojas que volvía loco a Doraemon.
Meronpan
Elaboración artesanal de pececitos de oblea rellenos de pasta anko (o chocolate) en uno d elos puestos del templo
Siéntete como Chiyo, la pequeña protagonista de Memorias de una Geisha (el libro, que merece más la pena que la película) y cruza el mismo puente que Chiyo cruza con el helado que le regala el Sr. Tanaka, hielo picado con sirope. Ultra refrescante para una tarde de verano. Si tienes un poco de suerte, podrás encontrar uno de estos puestos junto a algún templo que esté de matsuri (festival), y ver como pican el hielo con el mismo instrumento que se ha utilizado desde los inicios de esta popular tradición veraniega.
Tendría un sitio perfecto en el que colocar esta máquina en casa...
Takoyaki por un tubo... O varios.
¡Llegamos a mi parte favorita! ¡Los matsuri! Este era el festival más importante de Osaka, se celebra el último fin de semana de Julio a las orillas del río que cruza la ciudad, la excusa perfecta para degustar la comida callejera más original de Japón.
Desde takoyaki (bolitas de masa rellenas de pulpo), pasando por bolitas de queso fritas con ketchup y mostaza, hasta yakitori (brochetas de pollo a la plancha) y okonomiyakis (similar a nuestra tortilla de patata, excepto por que lleva de todo menos patata) envueltos en un palo (lo que premia es la comodidad oie, y al igual que con los chupachups, ponerle un palo a todo es la solución).
Frente al castillo de Osaka puedes degustar brochetas de pulpo o calamar a la brasa, y en otros puntos de la ciudad desenpolvarán unos hornos del siglo XX para hacer buñuelos al estilo más tradicional posible...
Calamar a la brasa
Yakitori
Bolitas de queso fritas
¡ITADAKIMASU, ON EGIN, BUEN PROVEChO!