En principio, teniendo el Día de Navidad tan cerca, hoy debería de haber publicado alguna receta navideña, pero a la hora de escribirla, parece que tenga algún bloqueo, pues no me sale cómo introducir el post, ando falto de inspiración.
Mi primer impulso esta mañana ha sido coger el álbum de fotografías de Japón, bueno, los álbumes, y cuando imprima las fotos que Ir. (acortado por no dar nombres) sacó, la colección. Los momentos más divertidos, curiosos y sustanciosos nos ocurrieron poniéndonos gochos en un Kaiten Sushi (sushi giratorio) en particular, en Shinjuku, Tokyo.
Creo que era la primera semana que estábamos en Japón, día de colada. Pese a que en la casa no había rastro de haber habido alguna vez una lavadora, el casero insistía en que se había estropeado justo días antes de nuestra llegada, y que teníamos una lavandería "cerca" de nosotros. Es así como no nos quedó otra que buscar en Google Maps... San Googlato, San Googlato, los cojones te ato, si no me dices dónde hay una lavandería cerca, no te los desato.
Qué mala leche tuvo Google que nos mandó a mata por culo... Pero si no fuese por ello, no habríamos descubierto este fantástico sushi cerca de la estación de Shinjuku, dónde días más tarde nos convertiríamos en los primeros extranjeros a los que engañan en Japón... Ya lo contaré más adelante... Y por cierto, al final si había lavandería cerca del apartamento, a 10 minutos entre dónde nos alojábamos y la estación de JR de Yoyogi...
Himawari Kaiten Zushi, Nishi Shinjuku (Shinjuku oeste) ichôme 15, TOKYO. A 5 minutos a pie de la salida oeste de la estación principal de shinjuku
Un pequeño sushi giratorio muy acogedor, siempre a rebosar. Un sushi tan rico que una vez incluso decidimos esperar en unos asientos que tienen a la izquierda, nada más entrar, a que librase 4 huecos para nosotros. Al entrar los 4 cocineros gritarán al unisono Irazaimashe! (Bienvenidos). En la cinta recorren platos con dos piezas de nigiri (el que véis en las fotografías: arroz prensado con pescado), algun que otro gunkan (parecido al maki (rollito de sushi con alga nori) pero con huevas de pez) y, en ocasiones, las piezas especiales de la noche... Si deseas algún tipo de sushi que está en la carta pero no e la cinta, sólo tienes que gritar un Sumimasen! (disculpe), y tras ello el le pieza que deseas.
Los platos se van amontonando junto a ti, dependiendo de su color, tendrán un precio: el dorado 100¥ (unos 75 céntimos de euro al cambio), el azúl, si mal no recuerdo, 200¥, y el rojo 350¥. Las piezas de sushi como el atún rojo o de mayor calidad, solían estar en platos negros, a 500¥ (unos 4€ más o menos). Una vez saciado, acércate a la puerta, una camarera hará los cálculos y te dirá el monto total.
Tras la visita a este local nos convertimos en asíduos... Un día a la semana en concreto, los martes creo, teníamos que ir a cenar a Himawari Kaiten Zushi, si no, Ir. y Ai. tendrían que aguantarnos a Iñ. y a mí, que disfrutábamos como niños gochos.
Comiendo sushi en el Mercado de Tsukiji
El mercado de Tsukiji es el mayor mercado de pescado del mundo. Sólo en él se mueven cerca de 3.000 toneladas de pescado ¡CADA DÍA!. Con la intención de asistir a la subasta de atún y ver su despiece, Ai. y yo nos pegamos una buena madrugada, a las 5 de la mañana, para llegar a la última sesión de una de las subastas más documentadas en televisión. Eso sí, despertador no nos hizo falta, la naturaleza te da lo que necesitas, y no me refiero al sol que empieza a salir a las 4, si no de un terremoto. Cada noche vivíamos entre 1 y 5 terremotos que pocas veces notábamos (nos bajamos una app que, con los datos del centro sísmico de Tokyo, nos avisaba un par de minutos antes de que llegase el terremoto, a veces segundos), pero éste fue el más divertido de ellos, incluso nos llegamos a asustar.
Los euskaldunes somos los únicos con dos pedrolos bien puestos que nos acercamos a la bahía de Tokyo tras recibir una alerta amarilla de tsunami... Tras 40 minutos de metro llegamos a la parada Tsukiji, a 2 minutos del mercado. (como curiosidad, ¡El metro iba vacío! acostumbrados a viajar en hora punta para ir a la academia, nos parecía casi rídiculo poder respirar en el metro... Un caos ordenado al que nos acostumbramos.
Conseguimos entrar al mercado, y unos guardas de seguridad nos explicaron muy amablemente que no podíamos entrar, el mercado no abre para turistas hasta las 9... ¡Madrugón para nada! Intentamos esquivar la seguridad, pero no lo logramos... De todas formas, el mercado exterior de Tsukiji tenía tan buena pinta que decidimos desayunar en un sushi escondido en una de sus callejuelas.
Té verde calentito en mano y parecida dinámica. Tras el grito de sumimasen! pedíamos la pieza que deseábamos, y que el cocinero prepraba en un abrir y cerrar de ojos frente a tí. Arriba en la fotografía: Salmón fresco, atún de la subasta del mismo día y sardina comprada minutos antes en el mercado...
Paseamos un rato por el mercado exterior, y nos encontramos de cara con una cuchillería artesanal, Azuma Minamoto no Masahisa. No me pude resistir a comprar ahí el cuchillo que con más mimo trato (y que nos dio motivos para reir a la vuelta en avión... Pobre la chica del check-in cuando la decimos "Llevamos cuchillos en la maleta"), un cuchillo que no dejo utilizar a nadie y lo saco en las ocasiones más especiales... Siempre afilado, limpio y muy bien cuidado...