Cuando era pequeña en muchas ocasiones escuché a gente mayor decir "a estos niños les hace falta una guerra"
Algunos de ellos habían vivido en su infancia o juventud la Guerra Civil Española. Otros, no sé si se les puede llamar más afortunados, solamente las miserias de la posguerra y no asimilaban que los niños pudiéramos decir esto no me gusta o esto no me lo como.
A sus ojos nosotros lo teníamos todo y no sabíamos apreciarlo.
Entonces yo no entendía muy bien lo que querían decir.
En realidad hasta hace un puñado de días no he sido consciente de lo aplastante de esa frase que ha permanecido (por fortuna) durante muchos años en el cajón del olvido de mis recuerdos.
La pandemia, que la semana pasada ha cumplido la friolera de 2 años, fue un gran varapalo para todos.
Después han venido temporales de nieve, terremotos, incendios, sequía, un volcán en erupción y hasta una nube de polvo sahariano que durante varios días ha teñido nuestro país de rojo.
La naturaleza se revelaba con toda su fuerza.
Y por si no fuera suficiente de la noche a la mañana nos encontramos con dos países europeos inmersos en un conflicto bélico que no sé si causa más miedo (por lo impredecible de la situación) o más vergüenza por cómo se está gestionando todo por parte del resto del mundo.
Soy la primera que le tiene un pánico atroz a ese señor que tiene no se sabe cuántas cabezas nucleares y a la par no dejo de ponerme en la piel de todos los ucranianos que de la noche a la mañana han visto su mundo reducido literalmente a cenizas.
Se me rompe el alma con las imágenes de esos niños huyendo del horror, separados de sus padres... miro a mis hijas y me da pánico que tengan que vivir algo así.
Tal y como gira el mundo, a ver quién se siente a salvo.
Y sin vivir aún la guerra en la puerta de casa estamos viviendo un desabastecimiento.
Jamás pensé que pudiera llegar al supermercado y encontrar estantes vacíos.
Más que vacíos arrasados.
Me resulta inverosímil escuchar a la gente decir que no usa el aceite de girasol pero que como se va a terminar que van a comprar.
¿Hola?
¿Alguien es capaz de explicarme como si fuera tonta el razonamiento para tal compra?
Entiendo perfectamente que este es el precio de la globalización, entiendo la ley de la oferta y la demanda (que tan aburrida me resultaba en la carrera y me lo sigue pareciendo. He dicho), entiendo las razones del sector del transporte, el pesquero, el ganadero, la industria y un largo etcétera para decir la situación es insostenible y paramos y comulgo con todo lo que nos quieran hacer comulgar en todas las noticias de todos los canales de televisión y programas especiales (que no veo porque en casa el monopolio de la televisión lo tiene Bob Esponja) donde expertos en la materia dan su opinión y hasta su vaticinio
Y aún así no entiendo el pánico que estamos generando y el desabastecimiento de productos con el que nos reciben los supermercados.
Soy la primera en tener nutridos los armarios. Somos cuatro en casa, hay dos niñas que necesitan mucho de todo y yo tengo poco tiempo para hacer la compra.
Os he dicho muchas veces que soy muy fan de la compra online y también es cierto que cuando hago una compra es grande. Se podría decir que la compra para el mes.
Lo que no me cabe en la cabeza es que señoras que yo conozco de toda la vida que a las nueve de la mañana ya se pasean el pueblo con el carrito de la compra y así un día tras otro de todos y cada uno de los años de mi conciencia, que siempre han dicho que ellas no tienen cosas acumuladas en casa, que les gusta comprar al día y cocinar según lo que encuentren en el mercado, ahora regresen cada día con el carro repleto de cosas.
Da igual que sea leche, pechuga de pollo o paté de bogavante. Ellas lo echan todo por lo que pueda ocurrir.
Y si llegas y ves el supermercado esquilmado tú arrasas con lo que quede. Lo mismo te da que sean cuchillas de afeitar que paquetes de sal del lavavajillas. Te los llevas. Aún sin tener lavavajillas. Ni barba. Ya se sabe, en tiempos de guerra todo tiene valor.
Yo me resigno.
Y vosotros diréis ¡como para no resignarse!
Me refiero a que si no hay lo que busco no me llevo lo de la estantería de al lado sólo por el hecho de echar algo al carro (físico o virtual)
No quiero incrementar este pánico.
Y a los que están comprando como si no hubiera mañana sólo les digo una cosa: el espacio de todas las casas es limitado y sí, todo caduca. Mucha suerte para acabar con todo lo que estáis acaparando.
Porque en el fondo sé que al final mucha de esa comida va a terminar en la basura y ya no sé lo que me da más rabia.
Ojalá nunca hubiera conocido la sensación de tener dinero pero que no haya cosas para comprar y no saber si mañana habrán podido reponerlas o no.
Y conste que lo nuestro es cuestión de un puñado de días. Lo que viven en Ucrania va para largo y no me gustaría que lo tuviéramos que sentir en carnes propias.
Dicho esto, que hacía mucho que no me ponía guerrera paso a la receta de hoy.
Hace mucho que no publico galletas.
Para ser más precisos mis últimas recetas han sido de galletas en versión maxi.
Desde que llegaron las niñas me resulta más cómodo y voy a lo fácil.
También es cierto que las preparo muy de cuando en cuando porque nos gustan más otro tipo de postres. Por el momento. Que un día nos da el siroco y me paso tres años haciendo galletas.
Esta galleta lleva en borradores la friolera de tres años.
Recuerdo perfectamente que la preparé durante mi baja maternal cuando nació Elena.
Es de esas recetas fáciles que se preparan en un rato, que ensucian pocos cacharros y que no requieren ni destreza en la cocina ni ingredientes que no se tengan habitualmente en casa.
De paso aproveché para dar salida a una bolsa de frutos secos que me había tocado en un sorteo. Pero vosotros le podéis poner los que tengáis en casa, sustituirlos por trozos de chocolate o bien no poner nada, que sin tropezones también estará de muerte.
Siendo sincera no es la mejor receta que he publicado pero os aseguro que es bastante apañada para acompañar el desayuno o la merienda.
Por supuesto se presta a que hagáis bolitas y las horneéis para hacer galletas en su versión más clásica.
Tendréis que disminuir el tiempo de horneado y no será necesario el uso de molde.
Espero que os animéis alguna vez con ella ¿alguien se apunta a un trozo?
Ingredientes:
* 2 huevos
* 100 gramos de aceite de oliva virgen extra (AOVE)
* 120 gramos de azúcar moreno
* 40 gramos de cacao en polvo sin azúcares añadidos
* 230 gramos de harina para repostería
* 1 cucharadita de bicarbonato sódico
* 1 cucharadita de canela en polvo
* 1 cucharadita de esencia de vainilla.
* 1 cucharadita de leche (sólo si es necesaria)
* 130 gramos de frutos secos variados. Yo he utilizado un mix de Borges que incluye nueces de California y pecanas, avellanas y almendras.
Elaboración:
1. En un bol ponemos los huevos, el AOVE y el azúcar y batimos.
2. Añadimos el cacao, el bicarbonato, la harina, la canela y la vainilla y mezclamos. El resultado es una masa consistente pero manejable. Si la notais demasiado dura (dependerá por ejemplo del tamaño de los huevos o la capacidad de absorción de la harina) podéis añadir una cucharadita de leche.
3. Incorporamos los frutos secos y con ayuda de una espátula los distribuimos muy bien por la masa.
4. Volcamos la masa en un molde y con ayuda de la espátula la extendemos bien para que lo cubra de manera uniforme.
5. Introducimos en el horno precalentado a 180º C y horneamos durante unos 25-30 minutos.
6. Sacamos del horno y dejamos enfriar por completo sobre una rejilla.
Como veis no tiene complicación alguna.
La semana pasada os comentaba que estábamos libres de virus ¡qué poco nos ha durado!
Pasamos la tarde del sábado en urgencias con Lara, a la que le costaba respirar, y le estuvieron poniendo los aerosoles.
¿Qué tiene la niña? Por el momento sabemos lo que no tiene. A saber ni Covid ni gripe A o B. Ahora ya hacen el test para ambos con la misma muestra. Y que digan lo que quieran pero yo me quedo más tranquila con lo que se descarta así.
¿Qué nos queda? Un virus que se ha agarrado al pecho. Una alergia (desconocida por el momento y que empieza a manifestarse). Una reacción al ambiente creado por el polvo sahariano de la pasada semana.
Y ahí estamos con inhaladores y broncodilatadores en casa, dándole tiempo al tiempo y esperando a ver cómo evoluciona.
El martes ya se incorporó al colegio y espero que quede en un susto más. Elena también estuvo resfriada unos días antes y puede ser que se contagiaran entre ellas y que a Lara le afectara más, porque todo le afecta muchísimo más que a la hermana.
La receta va también para el reto 1+/-100, desperdicio cero de Marisa porque es ideal para acabar con restos de frutos secos.
Espero venir con mejores noticias el jueves próximo.
Gracias por vuestras visitas y comentarios.
Manos a la masa y ¡bon appétit!