Algunas ya las he repetido un par de veces. Es el caso de estas deliciosas y delicadas galletas saladas de queso parmesano, que ya se han convertido en nuestras favoritas para cualquier aperitivo. El toque picante de la pimienta hace de estas galletitas un bocado muy atrevido, pero que gustan a todos. Y, a las pruebas me remito, cuando digo esto, porque el pequeñajo de casa, con 3 años, no se ha resistido a ellas y se las zampa sin miramientos de ningún tipo.
Son rápidas y fáciles de preparar y aguantan bastante tiempo si las guardáis bien en una lata o caja metálica para que no se ablanden....¡¡eso si os sobra alguna después de que las probéis!!
Ingredientes
225 gr de harina.
150 gr de mantequilla.
Una pizca de levadura.
120 gr de parmesano.
Pimienta negra molida
Sal Maldon
Precalentamos el horno a 180º.
Trabajamos, con las manos, la mantequilla a temperatura ambiente junto con la harina hasta formar una masa terrosa, como si fueran migas. Incorporamos el queso rallado y la pimienta y seguimos mezclando hasta obtener una masa homogénea.
Colocar sobre una superficie lisa forrada con papel vegetal y estirar con ayuda de un rodillo hasta formar un rectángulo no muy grueso. Cortar con ayuda de un cortapizzas o un cuchillo formando barritas.
Colocar sobre la bandeja de horno forrada con papel vegetal. Tened cuidado pues se rompen con mucha facilidad. Espolvorear con escamas de sal Maldon y hornear hasta que se hayan dorado. No las dejéis cocer mucho pues si se tuestan demasiado, tienden a saber un poco amargas.
Dejar enfriar sobre una rejilla antes de consumir. Se conservan perfectamente unas semanas en una lata cerrada.