Las galletas... buf!
Much@s las usan como comodín de los desayunos, meriendas, tentempiés... otorgándoles un protagonismo en la alimentación de nuestros niños y niñas para nada saludable, pero ese comodín realmente es un producto procesado lleno de grasas y aceites vegetales refinados, harinas refinadas, azúcares a tope, aditivos, sal y todo de la más baja calidad nutricional (y muchas de las que venden con el sello ECO también las incluyo en este grupo).
Y, ojo, no estoy diciendo que sólo las galletas que venden sean insanas, muchas recetas que puedas encontrar se exceden con las cantidades de azúcares, grasas y la gran mayoría están hechas con harinas blancas. Por ello, aunque pienses que al ser caseras son más saludables que las del paquete realmente no es así.
Por ello, una cosa que siempre digo a la gente que me pregunta y me rodea es que si quieres preparar galletas hay que tener sentido común y usar ingredientes lo más cercano a su estado natural que puedas encontrar (harinas completas, frutos secos crudos, frutas...).
Las que os traigo hoy, son unas galletas llenas de nutrientes de calidad y muy nutritivas. Se podrían mejorar más aún sustituyendo el sirope de ágave por dátiles, pasas o plátano maduro, de esta manera los azúcares serían los naturalmente presentes en la propia fruta.
Disculpadme el sermón sobre este tema, pero es que después de ver lo que suelen merendar los niños y las niñas en los parques día tras día; saber que existen marcas de galletas avaladas por el sello de la Asociación Española de Pediatría; el desconocimiento general de la población respecto a una alimentación saludable... debo respirar bien hondo y seguir trabajando para ayudar a mejorar (aunque sea al mínimo de gente) la forma en que nos alimentamos nosotr@s y a nuestras familias.
¿Sabíais que España se sitúa a la cabeza del sobrepeso infantil (compartiendo liderazgo con EEUU)?
En nuestro país el 45,5% de la población entre 6 y 10 años tiene exceso de peso. (1)
No olvidéis que en los desayunos, tentempiés y meriendas debemos de priorizar el consumo de frutas de temporada, frutos secos y semillas (crudos) y/o algún cereal integral. Las galletas caseras de calidad las reservaremos para momentos puntuales.
1. Según la OCDE.
Galletas de trigo sarraceno, avellanas y dos chocolates [Sin gluten]
INGEDIENTES (18-20 galletitas)
1 taza de harina integral de trigo sarraceno (100 gr.)
80 gr. de copos de avena (certificada sin gluten)
2 cucharadas de cacao puro en polvo
1/2 cucharadita de bicarbonato
pizca de sal marina / Himalaya
1 cucharadita de vainilla en polvo
Un puñadito avellanas crudas
2 cucharadas de aceite de coco (de 1ª presión en frío)
5-6 cucharadas de sirope de ágave
1 cucharadita de vinagre de manzana
50 gr. de chocolate >70% de cacao (sin ingredientes de origen animal)
2 cucharadas de semillas de chía (o lino)
4 cucharadas de agua
ELABORACIÓN
Mezcla las semillas de chía (o lino) junto con las 4 cucharadas de agua y deja reposar (10-15 minutos) para que las semillas suelten los mucílagos (sustancia gelatinosa).
Tritura en una picadora/batidora/procesadora las avellanas hasta conseguir una pasta. Entonces añade los copos de avena y vuelve a triturar.
En un recipiente, mezcla todos los ingredientes secos: harina, mezcla de avena y avellanas, cacao en polvo, bicarbonato, sal y vainilla.
Añade a la mezcla anterior, los ingredientes húmedos: aceite de coco, sirope de ágave, vinagre de manzana y las semillas de chía con su gelatina. Remueve y amasa con las manos hasta obtener una pasta. Incorpora entonces el chocolate triturado y vuelve a amasar. Dale forma de bola y poco a poco, de cilindro alargado. Ves cortando la masa en porciones similares y dándoles forma de galleta. Colócalas sobre una bandeja de horno forrada con un papel vegetal.
Introduce en el horno a media altura, precalentado anteriormente a 180º C, y hornea unos 10-12 minutos, dependiendo del grosor de tus galletas. Estate atent@ de que no se quemen.
Una vez estén, sácalas del horno y deja que se enfríen sobre una rejilla. Es en ese momento, cuando se enfríen, cuando las galletas adquirirán la textura crujiente que tanto las caracteriza.
Una vez frías, guárdalas en un bote/tarro de cristal para que se conserven durante días sin ningún problema.
Disfrútalas en el desayuno junto con tu taza de café o té y con una pieza de fruta. Y, ten en cuenta que... ¡a los peques también les encantará para merendar!