¡Buenos días! Hoy os traemos una receta de picoteo muy fácil e ideal para esas noches de fútbol o de visitas en casa típicas de los fines de semana :). Eso sí, cuidado que son adictivas, porque ¿quién no se ha puesto alguna vez a comer galletitas saladas y luego no podía parar?
Y es que están tan buenas así solas, untándolas en paté, espolvoreándolas con un toque de parmesano, echándoles aceitunas negras picadas, semillas de sésamo o ¡incluso pipas! ¡Qué cualquiera se resiste! ¿Os animáis?
Ingredientes… 260g de harina.
50 de mantequilla fría.
100ml de leche (mejor si es entera).
1 cucharadita de azúcar.
2 cucharadas de sal.
Con las manos en la masa…
En un bol, mezclamos los ingredientes secos: la harina, la sal y el azúcar y formamos un volcán.
Añadimos los ingredientes húmedos: la mantequilla y la leche. Mezclamos bien hasta obtener una masa suave y elástica que no se nos pegue a las manos.
Con la ayuda de un rodillo estiramos hasta tener una lámina finita de unos 2-3mm de espesor. Vamos cortando las galletas con un cortapastas de la forma que más nos guste, en este caso redondo. Cogemos la masa que sobra (los “recortes”) y formamos una bola. Volvemos a amasar con el rodillo y cortamos más, repitiendo la operación hasta que se nos acabe la pasta.
Colocamos las galletas sobre una bandeja que habremos cubierto previamente con papel apto para el horno. En este caso hemos preparado tres “variedades” de galletitas distintas: a unas pocas les echamos parmesano, a otras orégano y las últimas las barnizamos con huevo para que queden bien doradas ¡podéis probar con casi cualquier cosa que se os ocurra!
Introducimos en el horno precalentado a 180ºC y horneamos durante 15-20 minutos. Dejamos enfriar sobre una rejilla y ¡a disfrutar!