El verano se acabó a golpe de lluvia, pero que no cunda el pánico, porque he hecho gofres para sobrevivir estas frías tardes. Se acabaron las vacaciones, pero no las recetas. Lo que más me alegra, es saber que aun seguís ahí, al otro lado de la pantalla, leyéndome.
Debo admitir que para este regreso hacía falta una publicación por todo lo alto. Por eso la receta de gofres belgas era la más indicada. Muchos os preguntaréis la razón por la que he escogido esta elaboración. Pues la respuestas es muy sencilla: llevo años intentando encontrar la receta perfecta de gofres.
Cuando probé mi primer gofre, este tenía una textura que me recordaba a la bollería. Además, a veces pegabas mordiscos y te llevabas como trozos de azúcar, es lo que se conoce comúnmente como azúcar perlado. Pero claro, yo por aquel entonces no sabía lo que era.
A lo largo de muchos años, fui probando diferentes recetas, pero no se parecían en nada a ese primer gofre que probé. Quizás era problema también mío, por no tener paciencia y esperar los tiempos establecidos, por no echar bien las cantidades…, quién sabe. No obstante por fin puedo proclamar que he encontrado la receta perfecta y os la muestro a continuación.
INGREDIENTES:
1 huevo.
150g de harina de fuerza.
60ml de leche a temperatura ambiente.
50g de azúcar.
60g de mantequilla a temperatura ambiente.
1 cucharadita de sal.
7.5g de levadura fresca.
Esencia de vainilla.
Azúcar perlado.
* Es necesario tener una gofrera, yo he usado la del LIDL.
1º. Ponemos la levadura fresca a fermentar con un poco de leche, una cucharada de harina y otra de azúcar. Mezclamos y la dejamos reposar durante uno 5 o 10 minutos. El tiempo suficiente para que doble su tamaño en el recipiente en el que lo hayamos depositado. A continuación, mezclamos los ingredientes secos en un bol aparte. Es decir, la harina de fuerza (tamizada), la sal y el azúcar.
2º. A continuación, en otro recipiente, mezclamos el huevo, con la esencia de vainilla y el resto de la leche que nos ha sobrado. Batimos y lo unimos con los ingredientes secos. Veremos como la masa se vuelve un poco más seca.
3º. Después, vertemos la levadura enriquecida con anterioridad. Recordad, que esta debe estar muy espesa y haber como crecido dentro del recipiente. Amasamos bien todo y luego echamos la mantequilla.
4º. Luego dejamos reposar la masa, tapándola con un trapo seco tanto tiempo como necesite para fermentar. Muchas recetas afirman que basta con una hora, pero depende de la temperatura del ambiente. Por ejemplo, en mi caso, tuve que esperar dos horas y media para que la masa duplicara su tamaño en el recipiente.
Antes
Después
5º. Pasado ese tiempo, volvemos a amasar para quitarle todo ese aire que ha adquirido y dejamos reposar de nuevo unos 15 o 30 minutos más. En ese momento aprovecharemos para verter el azúcar perlado. Luego encendemos la gofrera y comenzamos a elaborar nuestros gofres. En mi caso, he optado por hacerlos pequeños.
Por último, solo queda esperar a que se enfríen. Para ello, los posaremos sobre una rejilla. Después los decoraremos al gusto. En mi caso he optado por la típica combinación de nata (crema de leche) y sirope de chocolate.
.