Para esta receta hemos comprado unos espárragos de gran calibre. Si os fijáis, en una fuente de 27 cm. nos han cabido 8, así que tienen un calibre superior a 3 cm.
Ingredientes:
Espárragos blancos y frescos de gran calibre.
Queso semicurado.
Jamón serrano.
1 cucharilla de mantequilla.
1 cucharilla de harina.
Leche.
Sal, pimienta y nuez moscada.
Empezamos pelándolos y eliminando la parte del tallo más dura.
Blanqueamos los espárragos ya limpios y dejamos entibiar.
Mientras tanto, cotamos unos bastones del mismo grosor que los espárragos de queso manchego semicurado y de jamón serrano.
Cuando se puedan manipular, cortamos longitudinalmente los espárragos y colocamos las primeras mitades con cuidado en la fuente de horno que vayamos a utilizar, y que previamente habremos untado con unas gotas de aceite.
Vamos poniendo sobre las mitades de espárrago unos bastones de queso y otros de jamón y luego los cubrimos con la otra mitad del espárrago.
Hacemos una bechamel ligera con una cucharadita de mantequilla, otra de harina y la leche que admita hasta quedar con textura de nata (crema de leche) líquida. Salpimentamos ligeramente y añadimos un poco de nuez moscada.
Napamos los espárragos que tenemos en la fuente de horno y le rallamos un poco del mismo queso manchego semicurado por encima.
Los introducimos en el horno, precalentado a 180 º C, hasta que empiece a dorarse la superficie.
Servimos adornados con unas hojas de menta.