Todos recordareis aquellos guisos que nos hacían nuestras madres cuando eramos pequeños: platos contundentes, en los que las patatas casi siempre tenían un papel fundamental. Recordando esto, y queriendo entrar en el mundo de la cocina tradicional que tanto nos gusta, nos pusimos manos a la obra con este plato.
Carmen eligió el ingrediente (bueno, realmente, ella me dijo calamares, pero como lo que teníamos eran tubos de pota, pues lo cambie un poco..jeje) y yo me puse a buscar recetas con el. Esta es una de las formas que tenemos de organizar las comidas de los fin de semana: uno de los dos indica un ingrediente, y con el, buscamos que podemos hacer. Pues una vez indicado, busqué y busqué recetas para ver que podíamos preparar. Y en estas que di con un guiso. No recuerdo exactamente de que era, pero me dio la idea. Solo de pensar en como podía quedar el plato, se me hacia la boca agua... Un guiso con una salsita espesa que invitaría a mojar pan al acabar.. ¿Que mas tenia que pensar? Pues solamente meternos en la cocina a prepararlo.
Como os contaba, el ingrediente del que nosotros disponíamos en el congelador era tubo de pota, que es mas barato que los calamares o la sepia, y que no difiere en exceso con estos. Por esto, pese a que la receta que teníamos en mente era con sepia o calamar, finalmente la realizamos con pota, aunque preferimos mantener el nombre a la receta, ya que es mas conocido y a todo el mundo le suena mas el nombre de la sepia.
La preparación, como cualquier plato que beba de la tradición y de los platos de siempre, lleva un proceso largo. Cocinar a fuego lento hace que nuestros platos tengan mas sabor y consistencia, pero el resultado realmente merece la pena. Una sepia (o pota) muy tierna, las patatas que casi se deshacían en la boca, la salsa espesa llena de sabor... Un plato delicioso que tenéis que preparar y disfrutar en vuestras casas.
Ya me dejo de historietas y damos paso a la receta. Cocinarlo con paciencia y lentamente, y veréis como el resultado no os decepcionará. Con los delantales puestos y a los fogones!
Ingredientes (2 personas):
1 sepia (también podemos usar calamar o tubo de pota, que es algo mas económico. Nosotros usamos este ultimo ya que es el que teníamos y quedó de lujo)
1 cebolla mediana
4 cucharadas de tomate natural triturado
3 dientes de ajo
3-4 patatas
2 hojas de laurel
1/2 vaso de vino blanco
1/2 cucharadita de pimentón dulce
4 vasos de caldo de pescado
6 almendras
1 rebanada de pan tostado
Perejil
Sal
Aceite
Preparación:
Pelamos y picamos finamente la cebolla y dos de los tres dientes de ajo. La sepia la cortamos en trozos de mas o menos el mismo tamaño. Reservamos.
Antes de ponernos con el guiso, dejaremos preparado el majado que usaremos mas tarde. Para lo cual, machacaremos en el mortero el diente de ajo sobrante, las almendras, el pan tostado y un poco de perejil.
En una cazuela, pocharemos lentamente y a fuego medio-bajo, la cebolla y el ajo.
Cuando la cebolla comience a ser transparente, vertemos los trozos de sepia y removemos, subiendo un poco el fuego. Removemos para que todos los trozos comiencen a cocinarse, y pasados unos minutos, echaremos las cucharadas de tomate y removemos para integrarlo todo bien.
Vertemos el vino blanco, las hojas de laurel y el pimentón y mezclamos todos los ingredientes bien. Dejaremos unos minutos con el fuego medio-alto para que se evapore el alcohol.
Llegados a este punto, echaremos 2 vasos de caldo de pescado (caldo que tendremos en una cazuela aparte, intentando mantenerlo caliente) y el majado que teníamos listo. removemos para que todos los ingredientes se unan, bajando un poco el fuego.
Dejaremos a fuego medio unos 20-25 minutos, o hasta que comprobemos con un cuchillo que la sepia ya está tierna. Probamos y rectificamos de sal en caso necesario.
Pelamos y chascamos las patatas (introducimos el cuchillo en la patata haciendo un corte y después haremos palanca para que se rompa) en trozos de mas o menos el mismo tamaño para que suelten el almidón. Las echamos en el guiso.
Mantendremos las patatas en el guiso unos 20 minutos (hasta que las patatas queden tiernas). Según lo vayamos viendo, verteremos mas caldo en caso necesario (nosotros tuvimos que echar 2 vasos mas). A mitad de cocción, volveremos a probar la salsa por si hiciera falta rectificar de sal.
Retiramos del fuego y servimos caliente.
Como veis, no es un plato complicado, y sin embargo, el resultado queda increíble. Sabor de casa, de toda la vida. Entre todos, tenemos que mantener vivas este tipo de recetas, para no perder en el olvido los sabores de siempre.
Un saludo a tod@s y buen provecho!