La gallega que suscribe este blog se aferra a la llegada del verano, aunque no siempre acompañan las temperaturas y ha decidido robar unos heladitos a las asturianas, porque yo lo valgo, porque quiero verano, porque ya estoy cansada de lluvia y cielos grises.
A Belén le he robado un helado de arándanos y yogur, que ella elabora sin lactosa y casi sin azúcares añadidos. Muy jelzi, sin grasa, sin azúcar, y aún así deliciosísimo, con sólo dos ingredientes. Yo, que soy un poquito menos jelzi que mi Belenchu, le he añadido a su helado un tercer ingrediente, la leche condensada. Ya lo sé, ya lo sé, que no debería pero... no me he podido resistir a ponerme como la moñoño con los primeros heladitos de la temporada.
Este helado de yogur es muy socorrido, lo hagáis en la versión sanota de Belén, o en la no tan sanota del táper. Podéis sustituir los arándanos por otra fruta que os guste y se prepara en un tris, especialmente si tenéis heladera. La mía del Lidl, que ya tiene tres años, y que costó unos 12 euros, va de fábula...
Pero, si no tenéis heladera ni intención de tenerla, no penséis que eso es un impedimento para disfrutar de deliciosos helados caseros, ni mucho menos. Simplemente tendréis que poner un extra de cariño y paciencia e ir removiendo la mezcla en el congelador cada cierto tiempo.
Así que, si también os habéis puesto el verano por montera, os invito a una ración de helado de arándanos o cualquier otro helado de los que están por el blog, ¡tenéis ya un montón de recetas de helado para chuparse los dedos!
Helado de arándanos {y yogur}
Ingredientes:
500 g de yogur natural sin azucarar {el griego queda más cremoso}.
300 g de arándanos.
200 g de leche condensada.
Preparación:
1. Ponemos todos los ingredientes en el vaso de la batidora y trituramos. Si no queremos que quede ningún trocito de la piel de los arándanos, podemos pasar la crema por un colador fino.
2. Si tenemos heladera: es importante que hayamos metido el recipiente de la heladera en el congelador al menos con 24 horas de antelación. También ayuda que la crema esté bien fría, así que podemos meter la mezcla durante una hora en la nevera, para asegurarnos de que la temperatura sea la adecuada. Después, sólo tendremos que poner en marcha la heladera con la crema dentro, hasta que tenga la textura adecuada. Reservar en el congelador.
3. Si no tenemos heladera: hemos de meter la crema en el congelador dentro de un recipiente hermético. Cada 30-40 minutos debemos remover el helado concienzudamente, para evitar que se formen cristales de hielo; este proceso ha de repetirse durante unas cinco horas, hasta que se haya formado el helado.
4. Servimos acompañado de fruta fresca o nata (crema de leche), al gusto.