Como la Scarlett O?Hara de "Lo que el viento se llevó", yo también he exclamado: "A Dios pongo por testigo que no podrán derribarme. Sobreviviré, y cuando todo haya pasado, nunca volveré a pasar hambre, ni yo ni ninguno de los míos. Aunque tenga que mentir, robar, mendigar o matar, ¡a Dios pongo por testigo que jamás volveré a pasar hambre!". Se me escapó esta frase tan cinematográfica cuando desenvolví el paquete de regalo y me encontré con una heladora. ¡Una HELADORA NUEVA!. Lo escribo con mayúsculas para que se entere todo el mundo. Mi sueño, por fin hecho realidad. Ni joyas, ni pieles, ni viajes, ni un Clark Gable en sus mejores tiempos. Mi sueño era tener una máquina de hacer helados para saciar a toda mi familia; para que no se detuvieran ante las pastelerías o los puestos de helados de la ciudad y me implorasen con ojos de pedigüeño que les comprase uno. Se acabó. Sólo me acercaré a los puestos de venta de helados para tomar nota de sabores y para fijar en mi retina los colores allí expuestos. Luego correré a la cocina y copiaré, copiaré, copiaré. Cada día un sabor, cada día un color. Y los míos no volverán a pasar hambre de helados y me llamarán Scarlett. Me gusta. Suena bien. Empezaré por el de cerezas.
RECETA
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INGREDIENTES (para 8 personas)
500 g de cerezas.
80 g de azúcar glass.
1 cucharadita de azúcar vainillado.
1 yogurt griego.
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PREPARACIÓN
Deshuesar las cerezas, ponerlas en un bol y añadir el azúcar. Dejar macerar durante unas horas en la nevera.
Triturarlas junto con el yogurt, bien con batidora o con Thermomix hasta conseguir una mezcla cremosa.
Poner la mezcla en la heladora siguiendo las instrucciones de cada aparato y meter en el congelador.
En caso de no tener heladora poner la mezcla en el congelador durante 40 minutos, batirlo con una espátula y volver a meterlo en el congelador. Repetir la operación al menos 3 veces.