Pero no sólo es una fruta rica, bonita y elegante, sino que además está cargada de beneficios para la salud. Os cuento algunos:
1. Están cargadas de antioxidantes, lo que mantiene nuestras células sanas.
2. Son un antiinflamatorio natural estupendo!
3. Con gran cantidad de vitaminas B, C y K, junto con ácido fólico, serán un gran aliado para mantener nuestros huesos fuertes.
4. Nos ayudan incluso a tener una mejor salud ocular
5. Por su contenido en ácido elágico, mejora la elasticidad de la piel. Lo que significa que previene la aparición de arrugas y flacidez, propias de la edad.
6. Dos puñaditos de fresas tienen sólo 55 calorías. Eso no es nada!
Durante el embarazo de Lucía a mí me dió antojo de fresas, quería fresas a todas horas! pero yo no sé si fue de comer tantas o porque mis hormonas y sistema inmunológico estaban revolucionados, pero de un día para otro me comenzó una especie de alergia, literalmente se me pelaba la lengua (lo que llaman lengua geográfica). Así que tuve que dejar de tomarlas durante el embarazo.
Pero una vez nació Lucía, volví a comerlas con total normalidad! Qué cosas, verdad?
En casa siempre intentamos tener fresitas en nuestro pequeño huerto urbano de la terraza. Las plantamos cuando llega la Primavera o incluso un poco más tarde, con el comienzo del verano.
Éstas de la foto son del año pasado.
Y por supuesto, en repostería se utilizan muchísimo. Hay cientos y cientos de postres riquísimos que se pueden hacer con ellas. Como por ejemplo, esta maravilla de Tarta de Mascarpone y Fresas o esta deliciosa Crema fría de chocolate blanco y Fresas o este fresquito Smoothie de Fresas con Plátano
No hace falta que sean postres muy elaborados, porque una buena cantidad de fresas con leche o con vinagre y azúcar...están exquisitas!
Yo reconozco que una de las formas como más me gusta comerlas es bien lavaditas y al natural!