Parece mentira como van cambiando nuestros gustos conforme nos vamos haciendo mayores. Aun recuerdo, perfectamente, todo lo que protestaba de la verdura, no hace demasiados años ;-). Bueno, no es que ahora tire cohetes cuando me la tengo que comer, pero la verdad es que estoy más receptiva. Antes las espinacas eran territorio prohibido, y ahora me las como hasta en la pizza!
En cambio, mi marido no podía ni con las espinacas ni con las acelgas y seguimos igual. Menos cuando las tuneo... Las acelgas le gustan si son rellenas. Con las espinacas no lo había conseguido todavía, pero esta fue la receta definitava, tanto, que cuando acabamos de cenar me dijo: - Oye, si eso, me pones un trozo en un táper para comer un día- Oleeeeeeé!! Lo conseguí!.
Pues eso, para las que no os gusten, esta es una buena manera de comerlas, sin prácticamente notarlas. Y para las que os gusten, es, simplemente, una delicia.
Ingredientes:
1 caja de placas de lasaña
600g de espinacas (3 bolsas de las del Mercadona)
500g de salmón fresco
Leche
Sal, aceite, agua
Queso rallado
1 ajo
Preparación:
Yo he hecho las espinacas al vapor, pero las podéis hacer hervidas y bien escurridas luego.
Mientras se van haciendo las espinacas, le quitamos la piel al salmón, desmigamos y lo pasamos un poquito por la sarten con aceite caliente y un ajo cortado muy pequeñito. En cuanto cambie de color, lo quitáis del fuego y reserváis.
Hacemos una bechamel, yo con la thermomix, pero si no tenéis, ya sabéis que el secreto para que no salgan grumos está en dejar que la harina se cueza bien.
Ponemos las placas de lasaña a hidratar si son de las precocinadas o a cocer si son de las normales.
Mezclamos las espinacas con el salmón y le vamos añadiendo bechamel, hasta que tenga la consistencia que nosotras queramos.
Y montamos la lasaña: una capa de placa, una de relleno, otra de placa,... acabamos con una de placa. Vertemos por encima la bechamel y espolvoreamos con queso rallado.
Al gratinador y... A CENAAAAR!!!!
Notas:
A la bechamel le eché bastante queso rallado, mientras se estaba haciendo, para matar un poquito más el gusto de las espinacas (por mi marido).
La receta es mía y sólo mía, jeje. Miré por internet pero en cada una te decía una cosa diferente, que si el salmón en crudo, que si las espinacas rehogadas... Al final, a mi libre albedrío, quedó perfecta.