Respecto a los del resto del año, claro.
Pero cuando estás de vacaciones todos los días de la semana son igual de buenos.
Si te acuerdas, claro está, de qué día de la semana es.
Yo lo he pasado en casa descansando de un finde intenso. Nos visitaron mi cuñada y su pareja, y como no conocían la capital, nos dedicamos mi catador y yo a hacer de guías turísticos (lo que personalmente me encanta).
La tarde del día que llegaron la dedicamos a ver Madrid de noche, una cara de la ciudad que bien merece la pena ver, a parte de evitar el calor diurno. El viernes visitamos el parque de atracciones Warner y el sábado visita obligada de los principales atractivos de la ciudad.
Así que hoy me he dedicado a descansar, a bañarme en la piscina, a leer...y cómo no, a cocinar.
Y hoy les ha tocado el turno a estos macarrones.
La receta la obtuve del blog Lexquisit, un blog de referencia al menos para mí y del que no sé cuántas recetas suyas tengo pendientes aún, porque cada vez que lo visito me guardo una o dos.
Es un plato contundente que bien vale la pena probar, pero la verdad es que me gustan más ligeros, y más aún cuando se trata de pasta que ya de por sí llena.
No creo que los vuelva a preparar o al menos no con los mismos ingredientes, sino que optaría por otros con menos porcentaje de grasa.
Aún así, os mentiría si no dijera que estaban muy buenos, porque ¿a quién no le gusta un buen plato de macarrones con su quesito gratinado recién salidos del horno?
Ingredientes:
300 gr. de macarrones
Aceite de oliva
20 gr. de mantequilla
100 gr. de bacon
1 cebolla
2 dientes de ajo
Tomillo
1 cucharada de harina de espelta
150 ml. de vino blanco
125 ml. de leche
300 ml. de nata (crema de leche) para cocinar
Perejil
250 gr. de queso rallado (el que más os guste)
150 gr. de coliflor
2 cucharadas de pan rallado
Sal
Pimienta
Elaboración:
Cortamos el bacon en trocitos finos y lo sofreimos en una sartén con un chorrito de aceite de oliva y la mantequilla. Cuando esté doradito añadimos los ajos pelados y troceados, el tomillo espolvoreado y la harina. Removemos y dejamos sofreir.
Vertemos el vino y dejamos unos minutos más hasta que se haya evaporado la mitad. Incorporamos la leche, la nata (crema de leche) y el queso. Cocinamos hasta que el queso se haya derretido. Salpimentamos y añadimos un poquito de perejil.
Mientras hervimos agua en una cazuela con un poco de aceite de oliva y echamos la pasta para que vaya cociéndose, pero no esperéis del todo ya que luego se cocinará aún más en el horno. Cuando falten 5 minutos para hacerse la pasta añadimos la coliflor para cocerla, escurrimos todo y la añadimos a la salsa de queso.
Preparamos una bandeja de horno con papel de horno en el fondo, vertemos la pasta con la salsa de queso y espolvoreamos un poco más de queso por encima para gratinar. Horneamos a 200 grados unos 20 minutos hasta que tenga color. Apagamos y servir.
Fuente: este post proviene de Mi ratito del café, donde puedes consultar el contenido original.
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