Años después fuimos a cenar a un restaurante asiático por nuestro aniversario y nos recomendaron probar el menú degustación. Cómo no, el primer plato del menú eran mejillones. De nuevo el karma del bichito naranja persiguiéndome. Cuando llegó el plato respiré aliviada, sólo era un mejillón, podía superarlo. "Sólo tienes que tragártelo, es un segundo", me dije, cerré los ojos y para dentro que fue, pero sucedió lo inesperado, ¡me gustaba, estaba rico!, ¡no daba crédito! ¿Sería que el karma mejillonero había conseguido su objetivo? ¿Me gustaban ya los mejillones? El misterio se resolvió pronto cuando volví a probarlos... Sólo me gustaban cocinados de aquella manera...
Sabiendo que el destino me volvería a poner a prueba, decidí enfrentarlo yo sola y buscar esa receta mágica que consiguió que disfrutase por primera vez en mi vida de un mejillón. Así que busqué en la red la carta del restaurante y ahí estaban esos mejillones Nam-Jim que consiguieron conquistar mi reticente paladar y que os traigo hoy en forma de post.
MEJILLONES NAM-JIM
Ingredientes para 2 personas:
2 mejillones de buena calidad
PARA LA SALSA:
3 dientes de ajo; el zumo de una lima y un poquito de ralladura;
1 cucharada de azúcar moreno; unas gotitas de Tabasco;
1 cucharada de salsa de pescado (de venta en tiendas asiáticas);
2 tallos de cilantro picados, sin las hojas.
Yo compré los mejillones ya cocidos a mi pescadero de confianza. Si sabéis que son de buena calidad os ahorran el trabajo de limpiarlos y de cocerlos. Vienen totalmente limpios, aunque yo los repaso un poco para evitarme sorpresas.
Limpiamos los mejillones y los disponemos en un plato. Preparamos la salsa poniendo todos los ingredientes en el robot de cocina. Mezclamos y echamos la salsa por encima de cada mejillón. Metemos a la nevera y dejamos macerar como mínimo una hora para que cojan bien el sabor de la salsa. Pasado este tiempo servimos fresquitos pero no fríos, así que es aconsejable sacarlos unos minutos antes de servir para que estén en su punto óptimo.
Tienen un sabor bastante potente, por eso con uno o dos por persona creo que es más que suficiente, sobre todo si se va a comer algo más, pero si os gustan mucho podéis usar la cantidad que os apetezca y doblar los ingredientes de la salsa. La receta original lleva chile, en su ausencia he usado Tabasco, pero podéis usar también guindilla o cayena.
¿Os animáis a probarlos?
¡Hasta el próximo post!