El otro día paseando por los puestos del mercado me llamaron la atención unos hermosos mejillones que estaban muy bien de precio. El mejillón no es un producto caro y no me lo pensé dos veces. Hacía días que no los comía y me apetecieron. Improvisé un aperitivo sano y barato. Para no hacerlo como en anteriores ocasiones me agencié con una buena mostaza de Dijon para hacer la salsa al estilo belga, porque si alguien sabe cómo hay que preparar los mejillones de mil maneras distintas éstos son los belgas. Sus “moules” son tan famosas como las aventuras de Tintín.
RECETA
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INGREDIENTES
1 kilo que mejillones
1 vaso de vino blanco
125 g de nata (crema de leche) para cocinar
2 cucharaditas de mostaza de Dijon
Pimienta negra
1 cebolla
2 dientes de ajo
Aceite de oliva
PREPARACIÓN
Lavar y limpiar los mejillones quitándoles las barbas.
Poner los mejillones en una cazuela junto con el vino blanco. Tapar y dejar hervir hasta que se abran.
Pelar y picar la cebolla y los dientes de ajo en trocitos muy pequeños.
Calentar el aceite en una cazuela y rehogar la cebolla y los ajos hasta que se empiecen a dorar. Añadir el caldo colado de hervir los mejillones. Hervir a fuego fuerte durante unos 5 minutos.
Incorporar la mostaza, la nata (crema de leche) y la pimienta.
Bajar el fuego y hervir unos minutos más.
Echar los mejillones en la cazuela eliminando una de las valvas o cáscaras.
CONSEJO
Dado que el líquido que sueltan los mejillones ya es salado de por sí, la salsa no necesita sal aunque depende del gusto de cada uno