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El reto consiste en elaborar una receta inspirada en algún libro de cualquier género literario, excepto recetarios naturalmente. Esta vez tenía claro que elegiría algo dulce, pues llevo ya un tiempo sin publicar ninguna “larpeirada”, y la idea de los melindres me rondaba por la cabeza al tratarse también de una receta tradicional y muy de mi tierra. El libro escogido para esta ocasión pertenece a la serie de novelas dedicadas al personaje de Pérez Reverte, el capitán Diego Alatriste. En el volumen titulado “Limpieza de sangre”, concretamente en el capítulo III, el personaje de Íñigo Balboa conversando con Angélica de Alquézar, afirma: “cualquiera sabe que los dulces son saludables. Crían masa de la sangre y buenos humores… Estoy seguro de que un buñuelo de miel, un melindre o unos huevos de faltriquera, tonifican más una naturaleza melancólica que un litro de agua de esta fuente”.
Vamos con la receta. Para elaborarla necesitaréis…
Seis yemas de huevos camperos
Unos 50 g de mantequilla
Una copita de anís
Unos 300 g de harina
Azúcar y agua para el glaseado final
Derretimos la mantequilla y la mezclamos muy bien con las yemas y el anís.
Incorporamos poco a poco la harina tamizándola y seguimos amasando muy bien, primero con varillas y después con las manos hasta obtener una masa suave parecida a la del pan.
Tomamos después pequeñas porciones de la masa y vamos formando bolas del tamaño de una nuez grande. Las aplastamos un poco y les hacemos un pequeño orificio con el dedo. Las vamos colocando en una placa cubierta con papel de horno, y las dejamos reposar por espacio de una hora como mínimo.
Con las claras de huevo sobrantes, y mientras reposan nuestros melindres, podemos preparar un rico “bizcocho de claras y naranja”. Ya sabéis que en la cocina no se desaprovecha nada!
Transcurrido ese tiempo horneamos a media altura nuestros melindres a 220º hasta que veamos que se doran ligeramente.
Los ponemos en un bol y mientras se enfrían, vamos a preparar el almíbar para glasearlos. Para ello ponemos a cocer en un cazo, un vaso de azúcar y medio vaso de agua. Removemos hasta conseguir un almíbar blanquecino a punto de hebra con el que bañaremos nuestros melindres. Conviene realizar este proceso con cierta presteza ya que el almíbar se solidifica con rapidez.
El resultado es el de un dulce delicado y muy sabroso, que además se conserva varios días sin problemas.
Y la receta esta vez se la dedico a una joven pareja emprendedora que, justamente hoy inauguran en Vigo su espacio de restauración, Vinoteca Lagar 2.0. Jair y Javier, os deseo de corazón mucho éxito con este ilusionante proyecto que hoy ponéis en marcha. Ánimo y feliz andadura.
Hasta pronto!
“Melindres de biblioteca” también está disponible en audio en iVoox
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