Ante todo tengo que ser sincera:odio el merengue.
Entonces os preguntaréis por qué publico esta receta.
La respuesta es porque estos merenguitos les encantaron a las amigas de mi madre ,que fueron sus destinatarias así que pienso que también os pueden gustar a algunos de vosotros y, como este blog es un cuaderno de recetas para todos, la próxima vez que necesitemos la receta aquí estará.
Mi madre me llama un día y me pregunta si tengo tiempo a hacerle algo para una merienda, que si no puedo ya compra algo.Esto último, para una cocinillas, es lo peor que te pueden decir.
La pelea empezó con las Yemas de Santa Teresa que publiqué días atrás;como, en principio ,ganaron ellas,pensé en hacer otra cosa pero antes me decidí por aprovechar la docena de claras que tenía delante.
Lo más socorrido que se me ocurrió fueron los merengues y así se fueron para la merienda junto con unos bocaditos de chocolate hechos a última hora que a mi me encantaron y que, en algún momento, verán la luz.
Después del evento mi madre siempre me llama para darme la crítica gastronómica y mi sorpresa fue cuando no me comenta nada de los bocaditos de chocolate y sólo recibo elogios de los merengues.
Tanto, que la próxima vez quieren invitarme a la merienda,jajaja;necesitaré una buena excusa para zafarme.
Creo que va siendo hora de ponerse con la receta:fácil de hacer, delicada de hornear; de hecho, se me pasó un poquito el color.
Ingredientes
Por el peso de las claras necesitamos el doble de azúcar
Preparación
Batimos las claras con unas varillas eléctricas empezando por una velocidad media, a mitad del proceso añadimos el azúcar poco a poco.
Seguimos batiendo ya a velocidad fuerte y añadiendo el resto del azúcar poco a poco hasta que las claras muestren picos firmes.
Lo de darle vuelta al bol yo prefiero no hacerlo por si acaso,jeje.
Metemos el merengue en una manga pastelera.
En una bandeja de horno forrada de papel vegetal o con lámina de silicona vamos formando las piezas dejando separación entre ellas.
Horneamos una hora a temperatura media-baja;yo lo hice a 120º aunque he visto recetas que bajan hasta los 90º.Vosotros conocéis vuestro horno.Es fundamental que no tomen color, a mi me gustan verlos bien blanquitos y se me pasaron un minutín.
Fuera ya del horno , los dejamos secar del todo en una rejilla.
Según dice mi hija, que los comió en una pastelería, tienen que estar secos por fuera pero con la cremita por dentro jugosa.Dicho esto por la experta a mi me entró la risa pero, la verdad, es que así quedaron.
Me temo que hoy os he soltado un buen rollazo.
Sólo me queda desearos un próximo año lleno de lo mejor.