A veces nos empeñamos en comprar cualquier espátula, boquilla o moldes de hornear para salir del paso, a todas nos ha ocurrido… Pero lo que seguro que también nos ha ocurrido a todas es que nos hemos arrepentido en seguida de esa decisión.
Comprando un molde de calidad, además de ahorrar en disgustos, ahorrarás dinero: porque lo comprarás una vez, sí, pero será para toda la vida, y no tendrás que comprar un molde nuevo cada año. Pero lo más importante es que tus resultados mejorarán notablemente: ningún bizcocho se pegará, se hornearán uniformemente, repartirán mejor el calor…
Por eso, el primer consejo de este post es fundamental: invierte en moldes de hornear de buena calidad: por mucho que te enseñemos cómo cuidarlos, si un molde no es bueno, ¡estos consejos no servirán de nada!
Pero para que un molde dure mucho y no vaya perdiendo sus cualidades con el paso del tiempo, también hay que cuidarlo. Es igual de importante tener una buena herramienta que cuidarla de forma correcta: si compramos algo de calidad y no lo cuidamos terminará dando malos resultados y finalmente habrá sido una mala compra. Así que a continuación vamos a ver algunos cuidados y aspectos a tener en cuenta a la hora de utilizar, cuidar y conservar tus moldes de hornear.
Cómo se deben utilizar los moldes de hornear
Existen diferentes tipos de moldes, pero la forma de uso es la misma para todos. Sean de cerámica, de silicona, hierro o acero inoxidable, debemos tener en cuenta dos reglas básicas a la hora de utilizarlos.
1. Engrasar el molde
Es fundamental engrasar el molde para que la masa no se queda pegada. Para ello se debe untar el interior del molde con aceite, mantequilla fundida o rociarlos con spray antiadherente.
En el caso de que uses un molde no adherente por primera vez lo más recomendable es seguir las instrucciones que recomienda el fabricante.
2. Forrar el molde
Otra de las opciones para proteger el molde es forrarlo con papel de horno o papel encerado. De esta forma se facilita el desmoldado del bizcocho y además prevenimos que las paredes y la base del mismo no se quemen. Hay mucha gente que no quiere forrar los moldes con papel porque pueden quedar arrugas que dejen marcas en el bizcocho: la forma correcta de hacerlo es poniendo spray antiadherente antes de colocar el papel, así se queda bien estirado y no se mueve, garantizando un bizcocho liso y sin marcas.
En el curso online British Baking, Mary-rose Sanchez te explica con mucho detalle cómo hacerlo para que el resultado sea perfecto. Ella forra los moldes con trozos de papel a medida, ya sean redondos o cuadrados:
En los moldes redondos, cortamos una circunferencia para la base y una tira larga para las paredes del molde, a la que haremos pequeños cortes para que se adapte sin hacer arrugas.
En los moldes cuadrados, cortamos dos tiras largas, cada una con el ancho del molde, y las colocamos cruzadas cubriendo las cuatro paredes. No olvides que el papel siempre tiene que salir un poquito por encima de los moldes, para proteger también los bordes y para ayudarnos a desmoldar el bizcocho.
Utilización de los moldes de hornear
Por normal general los cuidados que se deben tener suelen ser los mismos para todos los tipos de moldes aunque sí que existen cuidados más específicos para algunos de ellos.
Está absolutamente prohibido:
– Utilizar herramientas afiladas para desmoldar tus bizcochos. Si lo haces, rayarás los laterales del molde y esto hará que se pierda la capa antiadherente.
– Cortar los bizcochos en el molde. Al igual que anteriormente, si cortas el bizcocho sin desmoldar, podrías rayar la base del molde.
– Colocar el molde caliente en la nevera. Esta regla es básica: se debe dejar enfriar el molde antes de meterlo en la nevera o en el congelador y viceversa. Sino provocaremos un choque térmico que puede estropear su capa antiadherente. Incluso, dependiendo de qué material esté hecho, podría llegar incluso a romperse.
– Meter el molde caliente debajo de agua fría para limpiarlo. También provocaría un choque térmico, así que es mejor dejar que el molde se enfríe y después limpiarlo como te contamos a continuación.
Limpieza y cuidados de los moldes de hornear
Una buena limpieza también nos asegura la durabilidad de nuestros queridos moldes. Hay pocas reglas en este punto, pero las que hay son esenciales:
– No se deben limpiar los moldes con cepillos metálicos o productos abrasivos. Lo mejor es limpiarlos con la parte esponjosa del estropajo y jabón. Incluso se recomienda en algunos casos terminar el lavado impregnando un algodón con aceite y pasándolo por toda la superficie del molde (sale toda la suciedad y protege los moldes de la oxidación).
– Se deben lavar con agua tibia. Nunca fría, ni caliente, para no provocar choques térmicos.
– Se recomienda no lavarlos en el lavavajillas, es más, en la etiqueta de la mayoría de los moldes se indica claramente que deben limpiarse a mano. Si los ponemos en el lavavajillas, la presión del agua junto con los restos de otros alimentos puede hacer que se pierda muy fácilmente la capa antiadherente.
Igualmente, a la hora de almacenar los moldes, la mejor opción no es apilarlos, al contrario de lo que podamos pensar. Si los apilamos, corremos el riesgo de que se rayen unos con otros, por eso la mejor opción es colocarlos en vertical uno junto a otro. No obstante, si no tienes otra opción, intenta colocar entre molde y molde un protector como los de las sartenes, o una servilleta, de esta forma evitarás que se estropeen entre si.
Esperamos que con estos consejos tus moldes de horneado (ya sean para bizcochos, para cupcakes o cualquier molde) se conserven bien y te duren el mayor tiempo posible.
Ahora sólo te queda disfrutar de la repostería, crear, conseguir moldes de lo más dispares y sorprenderte cocinando, creando y siendo una repostera de diez.
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