¡Buenas a tod@s!
Ayer cumplí 28 años. Cuando eres más pequeño nunca quieres que el número incremente, sobre todo cuando tienes 18, pero creo que ésta empieza a ser una edad interesante. Y es que me acerco a una línea espaciotemporal en la que todo cambia. Y no lo digo por hacerse viejo que, sinceramente, espero hacerme muy muy muy vieja :). No, me refiero a cruzar la frontera de la perspectiva. Esa en la que empiezas a ver las cosas de forma distinta.
Las decisiones que tomas ya no son triviales, los novios pasajeros se convierten en los de para siempre, los cambios de trabajo son para mejor y para arriba, las arrugas que empiezan a salir no existe crema milagrosa que las quite, las resacas se convierten en auténticos sistemas de tortura (te parece que van a durar toda la vida), y así una larga lista de etcéteras.
Además, empiezas a valorar cosas que antes casi ni veías. Te das cuenta de la importancia de un abrazo, de una llamada a las 00.00 el día de tu cumpleaños, de que los regalos importantes nunca vienen envueltos y, sobre todo, que lo único que quieres que dure para siempre, son los momentos que pasas con los que quieres.
Así que, ¡ninguno me puede decir que no es molón cumplir años! Y aunque ya lo he celebrado, recelebrado y lo pienso seguir haciendo =P, me autodedico mi postre favorito que, además, es perfecto para estas fiestas Navideñas: mousse de chocolate negro.
Ingredientes...
6 huevos muy frescos.
200g. de chocolate negro, con leche o blanco ¡el que más os guste!
Con las manos en la masa...
Comenzamos troceando el chocolate y derritiéndolo bien al baño maría o en el microondas. Si elegís la segunda opción, seguid las instrucciones que traen casi todos los chocolates de repostería en el envoltorio para que no se os queme. Si no dice nada, básicamente consiste en tratarlo con cariño =).
Mientras tanto, separamos las claras de las yemas y montamos las primeras a punto de nieve. Reservamos.
Una vez que el chocolate esté completamente derretido le incorporamos las yemas y batimos bien. Importante: incorporad las yemas al recipiente del chocolate. Si lo hacéis al revés, por el cambio de temperatura, el chocolate se va a endurecer.
Finalmente, incorporamos a la mezcla las claras a punto de nieve. Mezclamos hasta que todo esté integrado. Para este paso utilizad una espátula y el modo manual, no uséis varillas eléctricas ni nada por el estilo.
Vertemos la mezcla en unos recipientes bonitos y enfriamos en la nevera durante, por lo menos, 3 horas para que adquiera consistencia de mousse. Decoramos con frambuesas, grosellas, mermelada de fresa, helado… ¡y a disfrutar!